Cuando era pequeña vio La muerte os sienta tan bien (1992) y se quedó asombrada. ¿Cómo podían retorcer sus cabezas Goldie Hawn y Meryl Streep y que todo pareciera tan real? Laura Pedro (Barcelona, 1989) nunca habría imaginado que unas décadas más tarde, ella estaría haciendo cosas todavía más complicadas en algunas de las producciones más importantes a nivel técnico del momento. Cosas tan increíbles como que un árbol gigante se moviera y hablara y que un dragón surcara los cielos de un territorio helado de leyenda.

Ahora ha sido la responsable de que Superlópez vuele, que luche contra un robot gigante y que pare el metro. Con tan solo 29 años, Pedro se ha encargado de la supervisión durante el rodaje y también en la posproducción de los efectos visuales y ha liderado un equipo de más de 60 personas dentro de la empresa en la que trabaja, El Ranchito, que ha conseguido convertirse en una auténtica referencia a nivel internacional.

UN TRABAJO MASCULINO

El suyo es un extraño caso. Pertenece a ese 1% de mujeres que se encuentran al frente de un equipo de efectos especiales. Se trata de la categoría técnica en la que encontramos una menor presencia femenina, con el 99% del sector acaparado por los hombres. Le siguen composición musical, con el 4%, y sonido y fotografía con el 7%.

Mientras que no resulta extraño que una mujer lidere el departamento de maquillaje, peluquería o vestuario, parece impensable que pueda hacer lo propio en uno tecnológico. Nuestra industria cinematográfica sigue configurada alrededor de una auténtica hegemonía patriarcal, pero poco a poco las cosas están cambiando. «No solo hay cada día más mujeres directoras, guionistas y productoras, sino que la presencia de las mujeres está cada vez más presente en todas las disciplinas técnicas», cuenta Laura Pedro.

Ser directora de fotografía fue la primera opción de Laura cuando quiso estudiar en la Escuela de Cine, pero un accidente le impidió presentarse a los exámenes y tuvo que aventurarse por otro camino, los efectos especiales. Decidió sacar partido a su formación y poco a poco fue interesándose más en la materia, adivinando que sus posibilidades podían ser infinitas. «Ya no hay límites para la imaginación», nos cuenta, «aunque cada proyecto te obligue a buscar nuevas soluciones».

Su pericia y tesón la llevaron a destacar en su promoción y nada más graduarse fue fichada por Lluís Castells para incorporarse al equipo de El Ranchito, capitaneado por Félix Bergés y responsable, entre otras muchas cosas, del tsunami de Lo imposible y ganador de siete Goyas.

EN 'JUEGO DE TRONOS'

Su primera ocupación en El Ranchito fue la de encargarse de la previsualización de Un monstruo viene a verme (2016), de J. A. Bayona. Ese trabajo le cambiaría la vida y la situaría en un nuevo nivel de excelencia que la llevarían también a Invernalia y a participar en la serie Juego de tronos haciendo volar a los ya legendarios dragones. Ahora, gracias a Superlópez podría convertirse en la primera mujer en recoger un Goya dentro de esta categoría, aunque su gran modestia le impide concederse ningún mérito si no es junto a sus compañeros de El Ranchito.

Lo que no puede evitar es demostrar su entusiasmo hacia Javier Ruiz Caldera y el resto del equipo de una película, en la que dice haber aprendido mucho durante el rodaje. ¿Con qué disfrutó más y qué le resultó más difícil? Lo tiene claro: el robot gigante que aparece en el clímax. «Fue lo más apasionante, pero también lo más complejo. Conseguir que sus movimientos fueran creíbles, aportarle las texturas necesarias y componerlo en relación con el fondo real rodado».