La historia de Aladín nació hace siglos como una de las más de cincuenta historias que integran Las mil y una noches, aunque posteriormente fue llevada al cine destinada a un público infantil. Ahora, con el fin de retomar la historia del cuento original adaptada a todos los públicos, llega al Teatro de las Esquinas, desde ayer y hasta mañana Aladín y la lámpara maravillosa, una obra de producción propia que combina las artes escénicas, con la música y las nuevas tecnologías del videomaping. «La línea argumental nuestra está mucho más próxima al cuento de Las mil y una noches que a lo que la gente conoce del cine. Pero hay muchas aportaciones creativas y le hemos dado un giro argumental a la obra puesto que la trama parte de un teatro y no de una película, el lenguaje es otro y nos permite juegos y recursos teatrales con los que el cine no cuenta», explica Joaquín Murillo, director de la obra.

En este sentido, Murillo destaca como uno de los retos principales de la compañía el hecho de crear algo «original, novedoso, diferente y atractivo» a partir de una historia tan reconocible para los niños gracias al cine: «Hemos hecho un trabajo dramatúrgico profundo a partir de lo que sería el cuento de Las mil y una noches, que no hay que olvidar que es de donde parte. Allí evidentemente hay un trabajo de adaptación para un público familiar, porque la historia original no es para niños». Además, reconoce que era «un reto» el desarrollar una producción propia dentro del trabajo del teatro, aunque no mucho más que cualquier otra: «Siempre es un nuevo reto que tiene un nivel más alto de responsabilidad y complejidad, pero a la vez es muy gratificante y da mucha alegría poder producir para tu teatro», expresa.

Por otra parte, aunque el espectáculo es una combinación de teatro, música y otras disciplinas artísticas, el director de la obra recalca que el principal valor de la misma es el trabajo de los actores: «Aunque contamos con nuevas tecnologías que nos permiten hacer muchas cosas atractivas, en el fondo el valor fundamental es el trabajo del actor. Los personajes están muy cuidados y trabajados, y ese es el pilar fundamental de la producción». Y añade: «Hay varios temas que embellecen la propuesta y hacen que tenga ese punto multidisciplinar que siempre perseguimos en nuestros espectáculos. Aunque haya cuatro temas, la música está tratada y trabajada como un elemento fundamental de la puesta en escena».

En este sentido, Murillo opina sobre un teatro para niños y adultos, en el que el aprendizaje fuera compartido y donde primasen la «honestidad» y la «sencillez» como valores: «Siempre lo que hacemos es trabajar las obras con corazón y alma. Yo creo que el teatro es para todos, y defendemos un formato en el que el niño y el adulto compartan la obra. Unos recogen unas cosas, otros otras y luego pueden compartir sus experiencias. El teatro en familia es unión y camino común dentro del arte, esto siempre me parece que es algo muy bello y muy interesante», concluye.