El 8 de marzo es la fecha que U2 baraja en estos momentos como más probable para hacer llegar a las tiendas su esperadísimo nuevo disco, una colección de canciones todavía sin título que los componentes de la banda irlandesa anuncian como lo más crudo y rockero que el grupo ha grabado desde sus primeros días.

Esta operación de regreso al rock enérgico de los comienzos, que Bono y compañía ya apuntaron en su anterior entrega, All that you can´t leave behind , ha tenido lugar en un estudio de la Riviera francesa bajo la supervisión del veterano Chris Thomas, cuya extensa hoja de servicios abarca desde colaboraciones en el White album de los Beatles hasta la producción del Never mind the bollocks de los Sex Pistols, el artefacto punk por excelencia, pasando por trabajos para Elton John, Pink Floyd, Roxy Music, Pretenders y Pulp, entre otros muchos.

"Queríamos a Chris Thomas para trabajar el sonido de las guitarras --ha señalado Bono a la revista británica Uncut --. Este va a ser un disco de guitarras, lleno de grandes melodías". La presencia de Thomas en el control supone una interrupción de la colaboración entre el grupo y los productores Brian Eno y Daniel Lanois, responsables de su anterior disco. "Bueno, a ellos no les gusta demasiado la música estruendosa", se justifica Bono, que no tiene reparo en definir el sonido de sus nuevas canciones como "punk rock hecho en Venus".

EL PROTAGONISTA

Todos los implicados coinciden en señalar que durante las sesiones de grabación el papel principal ha recaído en el guitarrista The Edge. En una entrevista publicada recientemente por el tabloide londinense The Sun , Bono explicaba de forma malévola cuál ha sido el catalizador del crudo estilo de su compañero: "El protagonista del nuevo disco es un guitarrista que se pone enfermo cada vez que me ve estrechar las manos de políticos poco fiables. Y su furia es increíble". The Edge parece darle la razón cuando asegura que el nuevo trabajo será "algo especial, siempre y cuando Bono deje de salvar al mundo durante el tiempo suficiente para acabar las letras que aún faltan".

Las sesiones en la costa francesa no han estado exentas de momentos de tensión. El propio Bono ha confesado que, en un arrebato de ira, arrojó a la basura la grabación de una canción de la que no se sentía satisfecho. "Perdí la paciencia con esa canción --explica--y tiré a la papelera la maqueta junto con un montón de cajas de pizza, y no tengo ni idea de adónde habrá ido a parar". Atención, coleccionistas.

Como es preceptivo en estos casos, el lanzamiento del nuevo disco irá seguido de una gira mundial, que probablemente empezará en verano. El propio Bono confirmó los planes en la entrevista en The Sun : "Vamos a estar actuando el año próximo y no veo el momento de empezar. Es difícil de explicar, pero aparte de mis amigos y de mi familia, el lugar donde mejor me siento es sobre un escenario frente a 20.000 o 150.000 de mis amigos más cercanos".

Precisamente, el grupo se enfrenta ahora a la duda de si diseñar una gira para 20.000 personas o para 150.000; pabellones o grandes estadios, ése es el dilema. Fuentes próximas a la banda aseguran que Bono y el batería Larry Mullen son partidarios de actuar en grandes recintos al aire libre, mientras que The Edge y el bajista Adam Clayton abanderan la opción de tocar en polideportivos cubiertos ante públicos reducidos.