Un Misal Zaragozano impreso en 1522 y una edición facsímil del Salutio impreso en 1722 forman parte desde ayer de los fondos de la biblioteca de la Universidad de Zaragoza después de que el bibliófilo aragonés Alonso Fernández los entregara ayer en un acto en el que estuvo acompañado por el vicerrector de Política Científica de la Universidad de Zaragoza, Luis Miguel García Vinuesa; el director de la biblioteca, Ramón Abad; y la experta Remedios Moralejo.

‘LA CELESTINA’ / El hecho se produjo una hora antes de que, además, se presentara un facsímil de una nueva edición de La celestina fechada en 1554 de la que no se tenía conocimiento y que aporta hechos importantes para los investigadores. «Es una edición en la que, por ejemplo, se empiezan a utilizar las comas ya que hasta entonces se usaban los dos puntos y, además, estamos hablando de una edición de la que no se tenía conocimiento». Esta edición ha sido posible gracias a las fotocopias de esa edición (el original está en una bibilioteca particular y ni se vende ni se enseña) que guardaba Alonso Fernández y que se han tratado «de una manera excepcional» para conseguir hacer esta nueva edición, explicaron tanto Fernández como Moralejo.

Con respecto a las donaciones, el Misal Zaragozano se trata de una obra impresa en Zaragoza por Jorge Coci en 1522

«El misal es una preciosidad, ahora los ritos en la iglesia católica han cambiado mucho pero ¡los misales son un monumento. Lo he donado porque creo que está mejor en la biblioteca universitaria que en mi casa y lo hago muy a gusto. Prefiero que esté aquí porque yo me voy a ir muy pronto...».

Remedios Moralejo, por su parte, explicó: «Jorge Coci es un gran impresor de Zaragoza y se distinguió por la impresión de los libros litúrgicos. Cada dióceses tiene sus ritos con sus santos propios, aquí estaba San Valero. En la portada ya se titula Misal Zaragozano encargado por el arzodipso Juan de Aragón. También cuenta con una carta muy interesante del humanista Juan de Sobrarias dirigida al azorbispo. Es un libro raro en el origen latino de escaso aunque no tanto porque eran libros muy respetados y se conservaban muy bien en las iglesias». El mismo cuenta con unos grabados que lo convierten «en un ejemplar de lujo que la biblioteca aragonesa no tenía», resaltó Moralejo. Además, este ejemplar se entregó restaurado y encuadernado por especialistas que lo han conservado.

En cuanto a la segunda donación, se trata de una «bella y cuidada» edición facsímil del denominado Salustio (La conjuración de Catilina y La guerra de Yugurta, del autor latino Cayo Salustio) que fue impreso por Ibarra en 1722 y que está acompañado de un volumen de estudios del propio Alonso Fernández