TITULO: Quiero que mis obras

AUTOR: Alan Charlton

LUGAR: Galería Miguel Marcos (c/ Ciprés)

FECHAS: Hasta el 28 de febrero

Alan Charlton (Sheffield, Inglaterra, 1948) ha elegido para su primera exposición individual en España un título que es toda una declaración de intenciones Quiero que mis obras sean abstractas, directas, urbanas, básicas, modestas, puras, simples, silenciosas, honestas y absolutas . Palabras rotundas de quien habitualmente prefiere mantenerse callado, en el deseo de permanecer ajeno, si esto fuera posible, al discurso de su pintura que por silencioso no es menos rotundo. El silencio se impone y exige del espectador una nueva actitud para escuchar.

Las secuencias seriales de módulos monocromos ocupan el espacio de la galería, incorporándolo a la pintura. Es decir, las obras de Charlton, integradas por varios módulos rectangulares distribuidos horizontal o verticalmente, guardan entre sí una distancia siempre idéntica, que actúa como línea que hubiera sido incorporada a la pintura. Color y línea serían por tanto las dos variantes del carácter procesal derivado del minimal que imprime personalidad a las obras de Alan Charlton.

Pinturas abstractas, reducidas a la más estricta geometría, puras y simples, ajenas a todo efecto que pudiera ocultar la realidad de la pintura, participan así de la fisicidad del espacio que ocupan y con ello, además, proponen una reacción en el espectador, parte activa del juego.

Alan Charlton hace frente a cualquier recurso esteticista que empañe la presencia real de su pintura, reivindicando los distintos momentos de un proceso pictórico que tendrá continuidad en la repetición de las ideas que rigen el desarrollo de su discurso. La selección de la tela, la preparación del soporte, la elección de la materia y del color son tan poco azarosos como el acto mismo de pintar.

Con exacerbado rigor, el artista aplica el color sobre la superficie del módulo, cuyo entramado matérico dejará ver la pintura. En cuanto al color, Charlton no tiene dudas; el gris es el único que en sus diferentes variaciones, tan ricas de matices, le permite abordar la complejidad de un proyecto que alía el rigor con la emoción. En una interminable escala tonal, el artista nos hace partícipes de las extraordinarias posibilidades cromáticas del gris, ese no color, triste, melancólico y siempre tan denso en su extraña belleza, para entablar un fructífero y envolvente diálogo de silencios.

No es la primera vez que la obra de Charlton se presenta en Zaragoza. En 1992 formó parte, junto con la de otros artistas como Flavin, Long, Merz, Rückriem y Zorio, en la muestra colectiva La realidad desautorizada celebrada en el Palacio de Sástago. Aquella fue una de las escasas presencias de este gran artista en España, cuya pintura ocupa ahora, en toda su plenitud, el espacio de la galería Miguel Marcos tras haberse presentado en su sede de Barcelona.