Peter Webber cuenta en Hannibal. El origen del mal, las raíces de este caníbal con enorme poder de seducción y convertido en icono del cine, algo que el cineasta atribuye a ser, dice, "un reflejo de la condición humana, pues aúna los dos extremos, el bien y el mal, que todos llevamos dentro".

Se trata del segundo largo de Webber, quien debutó con La joven de la perla y, fue, precisamente, el renombre que alcanzó este filme lo que decidió al productor Dino de Laurentis a ofrecerle la película, que se estrena hoy. De Laurentis también convenció al autor de la saga, Thomas Harris, de escribir no sólo el guión sino también la novela. Así daba respuesta a las constantes preguntas del público: "¿Cómo se convierte Hannibal en un monstruo?".

Webber, quien ayer mantuvo un encuentro con un grupo de periodistas en Madrid, tiene muy claro dónde reside la clave de este psicópata que, en contra de cualquier antihéroe al uso, ostenta un increíble poder de seducción: "Antes del rodaje leí muchos libros sobre asesinos en serie reales. Todos tienen una infancia terrible, carecen de inteligencia y su vida no es en absoluto fascinante".

"Por el contrario, Hannnibal Lecter -continúa- es exquisito, educado, brillante, conoce la mente humana, posee una enorme inteligencia; pero también es violento, vicioso, vengativo y perverso... Tiene una parte de ángel y otra de diablo, y esos dos extremos son el reflejo de lo que todos los seres humanos llevamos dentro".

Hannibal. El origen del mal se remonta a la Lituania de la II Guerra Mundial, cuando un niño ve cómo asesinan a su familia. Ahí muere su inocencia. Tras unos años en un orfanato, el joven Lecter -al que da vida Gaspard Ulliel-, cruzará el Telón de Acero hasta llegar a un palacete de París, donde vive la viuda de su tío, una bella japonesa -encarnada por Gong Li- que le educará en las exquisiteces de la vida y tratará de encauzar los instintos de venganza de Hannibal.

Webber era consciente, cuando le ofrecieron el proyecto, de enfrentarse a un icono, y sin contar con su encarnación cinematográfica, Anthony Hopkins: "No tuve miedo porque, respeto absolutamente a Hopkins, pero ésta es una parte de la vida de Hannibar donde él no tenía cabida. Sin embargo, luego comprobé, con enorme sorpresa, la cantidad de gente que le sigue como una religión". "Hay una iglesia de Hannibal Lecter, y asombra su respuesta, llena de una furia y violencia; comparable con hacer una película de Mahoma que no guste a los musulmanes", añade Webber.

La colaboración entre Peter Webber y Thomas Harris fue constante y el cineasta explica cómo el escritor "al principio describía a Lecter como un asesino sin más, para luego ir desarrollándolo y hacerlo evolucionar hasta llevarlo más allá, hacia algo diferente".

Por todo ello, Webber considera Hannibal. El origen del mal como "un western gótico". El cineasta británico confiesa que eligió al joven actor francés Gaspard Ulliel, "más con la emoción que con el cerebro". Por su parte, Ulliel, confiesa que era consciente de que eran "inevitables" las comparaciones con Anthony Hopkins. Así que vio todas las películas de la saga, "pero -aclara- no para imitarle, sino para coger algunas ideas y detalles, hasta poder elaborar mi propia receta de Lecter".

Tanto Webber como Ulliel desconocen si habrá una nueva entrega de la saga, algo que depende del "apetito" de Thomas Harris para seguir con Hannibal. Pero, si así fuera, Webber entiende que "debería ser un filme más psicológico, y ubicado en un momento de la historia antes del arranque de El dragón rojo".