Primer fin de semana del verano y primeros días con los niños disfrutando de las vacaciones, así que la jornada de ayer tenía todos los ingredientes para que los zaragozanos se echaran a la calle. Y vaya si lo hicieron. Nada mejor para combatir del calor que conciertos, visitas guiadas a lugares normalmente cerrados, visitas teatralizadas, cine y mucho arte... En total un centenar de actividades englobadas en la denominada Noche en blanco, que debería pasar a llevarse Noche cultural calurosa en blanco.

Todavía no eran las ocho de la tarde (o sea, de día) y el bullicio en torno a los museos era diferente al de otros sábados. En el Pablo Gargallo varias familias visitaban la exposición, pero también los había que esperaban para poder tocar las obras, las de Gargallo no, sino unas réplicas realizadas por los alumnos de soldadura y calderería del Centro San Valero. Poco después, llegó un grupo de la ONCE, que también pudo disfrutar con el tacto de Torso de mujer, el Gran arlequín y Gran bailarina.

Los museos son los que durante la Noche en blanco suelen poner el cartel de aforo completo. Así sucedió desde primera hora en el Museo del Foro romano. Un centenar de personas visitaban el centro, mientras fuera esperaban (unos quince minutos) para poder entrar a ver la exposición o a la visita guiada a una de las últimas incorporaciones del patrimonio, el Mosaico de las musas.

En CaixaForum el goteo fue constante. En el Patio de la Infanta, Julio Romero de Torres, el de la mujer morena pero también el de todas las mujeres, demostraba su tirón entre los zaragozanos con, aquí sí, un poco más de espera ya que la afluencia fue masiva. Lo mismo que en el Paraninfo, que entre visitas guiadas, exposiciones y conciertos, la entrada era un constante ir y venir de público. En todos los espacios había «mucha más afluencia» que un sábado cualquiera. «Quizá es el cartel que hay en la puerta» que solo se pone para esta fecha, decían a las puertas de la Universidad.

En otros, la gran atracción era la entrada gratuita. «Nosotras no solemos ir de museos, pero hoy, aprovechando que es gratis, vamos a entrar en alguno», decían un grupo de amigas que folleto de la Noche en blanco en mano, iban decidiendo cuál sería su próximo destino: el concierto de La Chaminera.

La música fue otro de los grandes atractivos, The Poncho’s invitaba a entrar en el Museo Goya de Ibercaja; Assai grupo vocal, en la iglesia de San Gil y Lux Naturans, en CaixaForum; además de todos los grupos callejeros que iban animando a los participantes en su itinerario cultural. Y para aquellos a los que visitar el cementerio les da un poco de reparo, lo salvaron con el homenaje a La Banda del Canal, que de fiesta andan sobrados.

Las visitas guiadas a la Aljafería o a la iglesia de San Pablo tuvieron una buena acogida y las teatralizadas de Gozarte (una docena) colgaron el cartel de lleno también. Desde la plaza del Pilar un grupo salió para descubrir la relación de Zaragoza con el cine. «Siempre había querido hacer una visita pero hasta ahora no me había animado», decía una de las participantes. «La verdad es que se organizan cosas que solo descubrimos en fechas especiales como esta», reconocía su acompañante. Y en eso tenía razón.

VITRINAS CON VIDA

Una de las iniciativas más novedosas y que llamaron la atención a los paseantes fue la de la Agrupación Empresarial Zaragoza Centro, los Escaparates vivientes. La artista mexicana Frida Kahlo cobró vida en Made in charm, donde aparecía pintando quizá una de sus coloristas y tristes obras. En Hogar básico era un joven con un pareo el que se movía con una piña en la mano, y en Grilló, Tintín y Milú saludaban a los más pequeños. En todos ellos, hacerse un selfi bien cuerpo a cuerpo o a través del crital tenía premio.

Todavía quedaba mucha Noche en blanco, ya que la mayoría de las propuestas permanecerían en marcha hasta más allá de la media noche. Y poco a poco el folleto iba sumando cruces y dejando en blanco lo poco que quedaba por disfrutar.