Esta legislatura autonómica se inició con un reto ambicioso: en el año 2015 celebramos el nacimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, con su agenda hasta 2030… También comenzó con la llamada crisis de las personas refugiadas, y acaba con el preocupante aumento del discurso del odio y del racismo, especialmente en espacios públicos. Sin duda, la lucha por la justicia social ha sido más que necesaria a nivel regional, nacional e internacional.

A falta de unos meses para su finalización, podemos resumirla como una legislatura esperanzadora. El balance en lo que respecta a la cooperación al desarrollo en Aragón se puede expresar como el inicio de tres fases: recuperar, mejorar e innovar.

Tras un periodo prolongado de negligencia en las políticas públicas para trabajar por un mundo más justo y solidario, en el que todas las personas tengan derecho a una vida digna, y conseguir una situación global de justicia social, económica, política y cultural, estos últimos años se pueden considerar como un nuevo periodo de consuelo. Se han dado los primeros pasos hacia la recuperación de la cooperación al desarrollo en Aragón.

La firma del primer Pacto Aragonés por la Cooperación al Desarrollo por todos los grupos políticos de las Cortes de Aragón en septiembre del 2018, marcando el mínimo -hasta alcanzar no menos del 0,20% del presupuesto total al final de la segunda legislatura (2023)-, ha sido la primera hoja de ruta para reponer estas políticas.

También han sido un gran apoyo las conversaciones con la Presidencia y la Consejería de Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, y las iniciativas desarrolladas por la Dirección General de Participación Ciudadana, Transparencia, Cooperación y Voluntariado junto con la Federación Aragonesa de Solidaridad para mejorar la transparencia en la resolución y aplicación de los fondos destinados a cooperación y en la calidad de la ayuda (humanitaria, de emergencia y para la educación para el desarrollo y la ciudadanía global). Este, el del diálogo, es el camino que quieren caminar las oenegés de Aragón para lograr más y mejor cooperación al desarrollo.

Hay que destacar que las oenegés aragonesas hemos vivido en estos cuatro años un periodo de creación de sinergias y espacios comunes, abriendo una senda hacia la innovación en nuestro sector y en nuestros proyectos, tanto en Aragón y como en los países del sur.

Nuestra esperanza, justo antes del cierre de la legislatura, aspira a ver más pasos adelante y a introducir el comercio justo en las compras públicas, difundiéndolo así a la ciudadanía. Esperamos una mayor coherencia de las políticas para el desarrollo con el fin de que las distintas políticas públicas contemplen y eviten los posibles impactos negativos en los países empobrecidos.

Finalmente, podemos resumir esta que acaba como una legislatura de primeros pasos, de esperanzas, de recuperar, de mejorar e innovar nuestra política pública de cooperación al desarrollo.