El Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha solicitado 477 millones de dólares (unos 430 millones de euros) para ayudar a los más de 900.000 refugiados que viven actualmente en Sudán y a casi 250.000 sudaneses en las comunidades de acogida, en un llamamiento a la «solidaridad internacional» que aglutina la demanda de más de una treintena de organizaciones.

El portavoz de ACNUR, Babar Baloch, ha recordado que Sudán ha sido históricamente un país de acogida, pero ha advertido de que también debe hacer frente a su ola de movilidad interior -hay 1,9 millones de desplazados internos- en un contexto de «grave crisis económica» y con una «histórica transición política» en marcha. Por ello, ha llamado a redoblar esfuerzos, teniendo en cuenta que, de los 269 millones de dólares (242 millones de euros) solicitados para las operaciones en el 2019, ACNUR solo recibió un 32%.

El triple de refugiados

El principal grupo de refugiados corresponde a personas de nacionalidad sursudanesa, que suma unas 840.000, pero ACNUR ha confirmado que hay personas de nueve países «que han buscado (en Sudán) seguridad frente a la violencia y la persecución». El flujo, además, continúa, ya que desde septiembre se han triplicado los refugiados de República Centroafricana llegados a zonas remotas de Darfur, al pasar de 5.000 a casi 17.000.

En total, los refugiados se reparten en 130 zonas de Sudán y un 70% de ellos viven fuera de los campos oficiales. El portavoz de ACNUR también ha señalado que la mayoría «se enfrentan a elevados niveles de pobreza» y tienen un acceso «limitado» a vías con las que mejorar.

La agencia internacional prevé que en el 2020 puedan retornar algunos de los 600.000 sudaneses refugiados en países vecinos, en particular desde Chad, donde se encuentran más de 300.000 personas que huyeron de la ciudad de Darfur. Casi 4.000 personas han podido volver a su tierra de origen desde la firma de un acuerdo entre los gobiernos de Sudán, Chad y la ONU en mayo del 2017.