Los programas de empleo de Cáritas Aragón acompañaron en el 2017 a un total de 2.947 personas, de las cuales 954 se insertaron en el mercado laboral. La puesta en marcha de proyectos de inserción

sociolaboral supuso una inversión de 3.219.002,06 euros, un 19,61% más que en el 2016. Detrás del funcionamiento de los servicios de inserción sociolaboral de Cáritas Aragón está la labor de 280 voluntarios y 39 técnicos. Gracias a la puesta en marcha de iniciativas de economía social, Cáritas Aragón pudo contratar a 56 participantes en procesos de inserción laboral.

- Los servicios de inserción sociolaboral de Cáritas Aragón consiguieron empleo para el 32% de los usuarios en el 2017. ¿Hay grandes diferencias con otros años?

- Carlos Sauras: La cifra es similar a la de años anteriores, pero es un porcentaje importante porque gran parte de las personas atendidas venía con muy baja cualificación y de situaciones muy prolongadas de desempleo, por lo que con ellas se necesitó un gran trabajo en aspectos básicos de cuestiones prelaborales. Y sobre todo de motivación, algo imprescindible con las personas que llevan mucho tiempo en el paro. Aquí se hacen reuniones de grupo en las que los participantes se dan apoyo mutuo y comparten vivencias e ideas.

- El trabajo de Cáritas, ¿termina una vez se ha firmado un contrato?

- C.S.: Una vez que ya están orientados para el empleo, les seguimos apoyando y controlando que sus condiciones laborales son dignas y legales.

- Pedro Melero: Cuando ya están trabajando, hacemos un seguimiento para asegurarnos de que los trabajadores están contentos. Y contactamos también con los empleadores, a ver si coinciden las dos opiniones.

- Cáritas Aragón invirtió durante el año 2017 un total de 3.219.002,06 euros en materia de inserción sociolaboral, lo que supuso un 19,61% de incremento respecto del año anterior. ¿A qué respondió este aumento?

- C.S.: El incremento respondió básicamente a las novedades introducidas en el 2017. Una de ellas fue la creación de una agencia de colocación en Monzón, como las que ya existen en otras diócesis, por ejemplo en Zaragoza. Y también se creó una nueva empresa de inserción en Teruel. Estas novedades no surgieron de la nada. En la diócesis de Barbastro Monzón ya se realizaba orientación laboral, pero no existía la agencia de colocación como tal. Y en Teruel ya ofrecíamos puestos de trabajo de inserción, pero ahora contamos con una empresa propia. El resto del presupuesto se invirtió casi todo en formación para el empleo y en la creación de puestos de inserción, tanto con ayudas públicas como con fondos propios, procedentes de socios y donaciones.

- Cáritas, junto a otras organizaciones de Iglesia, hace hincapié en defender el trabajo decente. ¿Encuentran ustedes muchos casos de trabajo indecente?

- C.S.: Desgraciadamente sí. Y eso, a pesar de que las personas que están trabajando en malas condiciones no siempre vienen a contárnoslo. Lo acabamos sabiendo a base de insistir en preguntar por sus circunstancias, de tal modo que la gente acaba abriéndose. Pero la mayoría no denuncia la explotación laboral por su situación de necesidad, que genera miedo a perder el trabajo. Por eso, las agencias de colocación de Cáritas no aceptan nunca una propuesta de puesto de trabajo en la que el trabajador no esté asegurado ni una en la que no queden claros los horarios ni las condiciones.

- Cáritas Aragón insiste en que la recuperación económica no está llegando a todos los ciudadanos. ¿Se están perpetuando bolsas de vulnerabilidad?

- C.S.: Además de los programas de empleo, Cáritas dispone de ayudas económicas para todas las acogidas que hace. Y es cierto, que desde hace tres o cuatro años, el número de ayudas otorgadas ha disminuido. Pero partíamos de cifras muy altas, que no dejaban de subir de año en año, y el descenso tampoco ha sido muy grande.

- P. M.: Hay una parte de la sociedad muy vulnerable que no puede salir de esa vulnerabilidad.

- ¿La desigualdad se ha quedado enquistada en esta década de crisis?

- C.S.: Sí, pero antes de la crisis ya había desigualdad. Un informe del 2008 de la fundación de estudios sociales de Cáritas ya decía que había un 16% de pobreza.

- ¿Y ahora?

- C.S.: La pobreza relativa ha vuelto a cifras similares, pero después de haber aumentado mucho. Lo que ha subido más es la pobreza extrema, que antes de la crisis estaba en un 2%, y ahora ronda el 3 o 4%.

- P. M.: Hay gente que acude a las Cáritas parroquiales pidiendo empleo y que, ante la inminencia de su necesidad, por sus cargas familiares, rechaza cualquier formación. Pero a lo mejor lleva mucho tiempo en paro y su inserción es muy difícil. Siempre será complicado acabar con ese porcentaje de pobreza que representan.

- ¿Siguen las puertas del empleo cerradas para estas personas?

- C.S.: Ahora, igual que antes, hay personas que no tienen el hábito de trabajar, y con ellas es con quienes tenemos que trabajar mucho todos los aspectos prelaborales, es decir, formarles para ser ciudadanos trabajadores, que no es nada sencillo. Son buena gente, pero no están habituados a cumplir con un horario ni saben que las bajas hay que justificarlas… Por eso es tan importante que sigamos con esta tarea. Y otra inserción que sigue resultando complicada es la de las personas mayores de 45 años paradas de larga duración.