Oficiales de la Policía griega, en colaboración con hombres armados sin identificar, devuelven a migrantes que intentan acceder al país desde Turquía por la frontera terrestre del río Evros sin posibilidad de que soliciten asilo, según denunció ayer la oenegé Human Rights Watch (HRW).

La organización humanitaria aseguró en un comunicado que la Policía helena, además de detener y realizar devoluciones en caliente a Turquía, ha actuado de forma violenta contra estos migrantes, asaltándolos, desnudándolos y robándoles todo lo que llevasen encima.

HRW señaló además que esta política migratoria se está llevando a cabo bajo el auspicio de la Unión Europea (UE), con el apoyo de la Agencia Europea de Control de Fronteras Externas (Frontex) y de los más altos cargos comunitarios. «La UE se está escudando tras la actuación de la Policía griega, en lugar de ayudar al país a proteger a los solicitantes de asilo y reubicarlos por toda Europa», afirmó Nadia Hardman, investigadora de HRW, quien ha reiterado la necesidad de reanudar la tramitación de peticiones de asilo, suspendida durante todo marzo, y ha urgido al Parlamento griego y a Frontex a actuar ante estas prácticas.

Entre el 7 y el 9 de marzo, HRW entrevistó a 21 turcos que intentaron cruzar a Grecia desde la localidad de Pazarkule. Ocho de los entrevistados afirmaron que la Policía turca los trasladó allí, indicándoles por donde debían pasar para llegar a territorio de la UE.

La investigación realizada por la oenegé relata cómo, una vez realizado el cruce a tierras griegas a través del río Evros, las autoridades helenas actuaron de forma violenta deteniéndoles y robándoles sus pertenencias antes de enviarlos de vuelta a Turquía. Diecisiete de los entrevistados contaron cómo se produjeron asaltos, incluyendo patadas y golpes con porras a grupos de personas entre los que había mujeres y niños. El ensañamiento, en uno de los casos, incluyó abusos sexuales hacia una mujer siria y golpes a su hija de dos años. El padre de la niña, que presenció el ataque, afirmó que tras la paliza, que incluyó shocks eléctricos, los agentes griegos le quitaron casi toda la ropa a los hombres, además de su dinero, teléfonos y documentos de identidad. Una vez en la frontera, un hombre encapuchado los trasladó a Turquía en barco.