Cincuenta países. 450 ciudades. 70 millones de participantes. Estos son las cifras que ha registrado Walk for freedom ( Caminando por libertad en España), la marcha reivindicativa contra la trata de personas que se celebró el sábado, día 19. Un gran espectáculo de visibilización con cientos de personas marchando en silencio y en fila india. Sin embargo, los números de participación no hacen sombra, ni por asomo, a los 40 millones de personas en situación de exclavitud moderna en todo el mundo.

Los últimos datos publicados en CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) del 2017 evidencian cómo un total de 10.111 personas fueron detectadas en una situación de riesgo en el ámbito de la prostitución en España. Sin embargo, en un escenario ilícito, se estima que por cada víctima identificada, existen otras 20 sin identificar.

La trata, que incluye cualquier forma de comercio ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, trabajos forzados o extracción de órganos, tiene en la explotación sexual de la mujer su principal representación, con el 83% de las víctimas. Siendo, asimismo, las que se encuentran en una situación de pobreza las más vulnerables. En más de la mitad de los casos, muchas de las personas que son objeto de tráfico contraen deudas con sus explotadores y terminan en una situación de servidumbre, en la que la deuda se usa como instrumento para dominarlas y explotarlas.

Zaragoza camina

Es el tercer año consecutivo que Zaragoza se suma a la iniciativa. Más de 200 personas marcharon en silencio creando una fila humana por las calles de la ciudad desde la plaza del Pilar hasta el Parque José Antonio Labordeta. Priscila Romo, coordinadora de este evento en Zaragoza y de la organización A21 Campaign en Aragón, señala que «el siglo XXI es el siglo con mayor número de esclavos en la historia de la Humanidad», un concepto por tanto que no debemos considerar de otra época. El silencio, explica Romo, es la forma de «simbolizar y visibilizar la inacción de quienes permiten que esto ocurra».

Según el Reporte sobre el Tráfico de Personas (TIP Report, en inglés) en el 2019, 9 de cada 10 mujeres que ejercen la prostitución está bajo el control de redes criminales. «Independientemente de las diferentes posiciones y opiniones que haya sobre este tema, lo que está claro es que la prostitución alimenta la trata de personas. La esclavitud sexual y la prostitución conforman un engranaje. Son fenómenos inseparables, uno existe porque el otro también. Si hay una persona que demanda prostitución, en la mayoría de los casos eso quiere decir que habrá una mujer obligada a ejercerla», subraya Romo, una práctica que sitúa a España en el primer país consumidor en Europa y tercero del mundo.

El informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC) del 2018 también arroja un dato estremecedor sobre nuestro país. España está entre los primeros ocho países receptores de víctimas para la explotación sexual del mundo. «En España, a lo largo de los últimos años, se han unido a la lucha contra la trata numerosas asociaciones conforme este fenómeno adquiría mayor visibilidad a nivel global lo que ha permitido detectar más víctimas. Pero seguimos hablando de más de 11.000 personas y se necesita crear una legislación que persiga de manera eficaz el delito de trata», manifiesta Romo, que anima a «salir, denunciar y caminar juntos».