La infestación de langostas se está abriendo camino a través del este de África en la peor plaga en 25 años, y podría provocar una hambruna en una región que ya lucha con la inseguridad alimentaria. La langosta del desierto está considerada la especie migratoria más destructiva del mundo, toda vez que un enjambre extendido por un kilómetro cuadrado es capaz de comer al día la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.

La ONU ha alertado de los efectos que puede tener la plaga de langostas que afecta a zonas de la península Arábiga y el Cuerno de África en República Democrática del Congo (RDC) y ha pedido 138 millones de dólares para hacerle frente en toda la región. En un comunicado, ha señalado que «no es necesario decir que el impacto potencial de las langostas en un país que todavía se enfrenta a conflictos complejos, brotes de ébola y sarampión, altos niveles de desplazamiento e inseguridad alimentaria crónica sería devastador». La plaga ha llegado en los últimos días a la zona nororiental de RDC, país que en el que no había habido langostas del desierto desde 1944. En concreto, «un pequeño grupo» de langostas del desierto maduras llegó el 21 de febrero a las cosas occidentales del lago Alberto, cerca de la ciudad de Bunia.

Asimismo, los organismos de la ONU han calificado la plaga que asola la región como de «proporciones bíblicas» y han señalado que la escalada de la misma «no tiene precedente» en los tiempos actuales. Los países afectados son Yibuti, Eritrea, Sudán del Sur, Uganda y Tanzania. El PMA ha estimado que el coste de responder al impacto de las langostas en la seguridad alimentaria es, al menos, 15 veces mayor que el coste de prevenir la propagación ahora.