Tranviaser es una empresa de inserción nacida en el año 2000, un claro ejemplo de economía circular que también colabora con los servicios sociales. Tras dos décadas trabajando mediante convenios con el Ayuntamiento de Zaragoza, vive en la incertidumbre, pues aún no han renovado el último, que ya expiró.

-¿Cuál es el origen de Tranviaser?

-Fue una de las primeras empresas de inserción de Aragón, y junto con otras pioneras como Mapiser, Consolida, Inserta u Ozanam, nos agrupamos en la asociación AREI. Empezamos en el año 2000. Yo era la gerente de la Fundación El Tranvía, nacida al calor de la Asociación de Vecinos de Las Fuentes. El Ayuntamiento de Zaragoza nos convocó para que presentásemos un proyecto medioambiental para reutilizar enseres del patrimonio municipal que estaban almacenados sin ningún uso, y así surgió Tranviaser.

-Pero, su campo de trabajo, pronto se amplió.

-Sí. Aparte del tratamiento de los bienes municipales almacenados, pusimos en marcha un sistema de recogida de enseres domésticos, la que se tramita a través del 010. Los bienes en desuso se desmontan, se recuperan para su uso, se llevan al domicilio de una persona que los necesita, asignada por los servicios sociales municipales, y se instalan. Es todo un circuito de reutilización.

-¿Prestan otros servicios?

-Con el tiempo, el ayuntamiento ha ido ampliando el tipo de convenio que teníamos. Tenemos un contrato para el montaje de stands, como los que se usan en las fiestas del Pilar o la feria del libro. También trabajamos para Zaragoza Vivienda, haciendo portes y traslados o instalando las cocinas de las viviendas municipales de alquiler. Hemos ido diversificando para abrirnos al mercado y facilitar la entrada de más trabajo. Somos una empresa de inserción válida con un recorrido largo. Solo pedimos la cobertura económica que necesitamos para seguir trabajando.

-¿Por qué necesitan esa cobertura?

-Nos resulta complicado salir al mercado porque, aunque demos un servicio de la misma calidad que las empresas ordinarias, parece que hay gente a la que le da un poco de respeto trabajar con empresas de inserción. Y aunque ya he dicho que desarrollamos alguna otra actividad, la principal es la recogida de los enseres domésticos del 010, y sin ella tendríamos que cerrar.

-¿Peligra su continuidad?

-Nuestro convenio con el ayuntamiento ha ido cambiando de área. Empezamos en Servicios Públicos, luego pasamos a Acción Social, y este año, a Zaragoza Dinámica. En ocasiones anteriores, esto no supuso ninguna dificultad. Pero este año estamos muy apurados. Normalmente, aparecíamos en el presupuesto municipal con una partida específica para Tranviaser. Pero esta vez, al igual que ha ocurrido con otros proyectos y empresas de inserción, nos han pasado una partida única que depende del organismo que dirige Rosa Plantagenet. Tenemos el compromiso verbal de que no va a haber problema y podremos continuar. Pero a fecha de hoy nada está claro, porque nos ha pillado la pandemia por en medio y está todo parado. Estamos muy preocupados, aunque confiamos en la palabra dada en las áreas de las que depende el convenio.

-Entonces, ¿han seguido trabajando sin convenio?

-Hemos estado dando el servicio desde el 1 de enero exactamente igual, confiando en la palabra dada. Es un proyecto que lleva veinte años y tiene una valoración muy positiva. Es verdad que estamos acogidos a un ERTE desde el 1 de abril, ya que desde el 14 de marzo dejamos las recogidas porque se prohibió la movilidad. Económicamente, hemos hecho frente a una parte. Pero ahora el ayuntamiento debe dar ese paso y buscar la fórmula que sea para regularizar nuestra situación. Confiamos en ello. Tanto el alcalde Jorge Azcón, como en el resto de los servicios implicados, saben cómo trabajamos y tenemos la confianza plena de que van a buscar una solución. Si tenemos que cerrar, eso devolvería al circuito de fragilidad a varias familias, y nuestros trabajadores tienen complicado incorporarse a la empresa ordinaria.

- ¿Cuántos trabajadores tienen?

- Tenemos de forma estable entre doce y catorce trabajadores, dependiendo de los picos de actividad que hay. Vienen derivados por los servicios sociales municipales. Son personas en desempleo, población frágil en riesgo de exclusión, bien por edad, por reconversión industrial, por su situación jurídica o sociofamiliar… Como marca la ley, su periodo de contratación se alarga hasta los tres años. Durante todo ese recorrido hacemos un acompañamiento a la inserción, un seguimiento en el que se trabajan aspectos laborales y habilidades sociales. La mayoría están excluidos del mercado de trabajo, y en una situación muy delicada. Intermediamos con el sector privado para que la empresa de inserción sea un proceso puente hacia la empresa ordinaria. El 40% de la plantilla son trabajadores que, pasado este periodo de tres años, han pasado a ser indefinidos porque entendimos que la empresa necesitaba ese perfil.

- ¿Qué aporta Tranviaser a Zaragoza?

- Fuimos un recurso muy positivo en la crisis del 2008, al aumentar las peticiones de ayuda. Y ahora, con la premura que tuvimos que dejar de hacer las entregas, quedaron algunas urgentes sin realizar. Y ya nos están demandando enseres que la gente va necesitando. Además, nosotros damos un valor añadido, y es que un porcentaje importante de nuestros trabajadores son personas que han podido salir del circuito de la dependencia de ayudas institucionales o prestaciones por desempleo. A parte del carácter medioambiental, por la recogida de enseres, Tranviaser también tiene un carácter social destacable. Aunque el ayuntamiento tiene que abonar una cantidad importante para dar trabajo a once personas, por otro lado se ahorra los servicios sociales que estas ya no necesitan. Por eso ha sido una actuación muy valorada a nivel municipal, porque tenía una rentabilidad social aceptable.