Médicos Sin Fronteras (MSF) ha iniciado un proyecto regular en la localidad nororiental de Ulang, cerca de la frontera con Etiopía, en la región del Alto Nilo de Sudán del Sur. El objetivo: asistir a una población con dificultades para acceder a atención médica, que vive en una zona remota y desatendida, afectada por años de guerra y frecuentes brotes de violencia intercomunal.

Así, dispondrán de un hospital de 30 camas. También han puesto en marcha un sistema de derivación de pacientes. El centro es la única instalación que brinda atención médica secundaria a las aproximadamente 100.000 personas que viven en la localidad de Ulang y en las aldeas dispersas a lo largo del río Sobat.

«Debido al conflicto, muchas personas que viven en este área entre frentes de guerra se han visto obligadas a desplazarse en varias ocasiones», explica Abdalla Hussein, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. «Muchos han buscado refugio en Etiopía y permanecen allí en campos de refugiados; otros han vuelto para descubrir que no hay servicios ni medios de subsistencia».

En julio de 2018, lanzaron una respuesta de emergencia de corta duración, mediante clínicas móviles en Ulang y las zonas vecinas. En octubre, abrieron el nuevo hospital y en abril se constituyó como proyecto a largo plazo.

«Nuestro objetivo es proporcionar atención médica secundaria a personas muy vulnerables afectadas por brotes recurrentes de violencia, que viven en una situación extrema y con poco acceso a servicios básicos, lo que significa que a veces tienen que caminar durante horas e incluso días para recibir una muy necesitada atención médica», dice Hussein.

Entre octubre de 2018 y abril de 2019, el equipo de Médicos sin Fronteras en Ulang trabajó con las comunidades locales realizando casi 3.200 consultas médicas, ayudó a 81 mujeres a dar a luz y hospitalizó a 719 personas, incluidos 287 niños en la sala de pediatría.