Tras cuatro días de dejar libre el escenario electoral a su rival, el senador John Kerry, durante la convención nacional demócrata, el presidente de EEUU, George Bush, inició ayer una agresiva gira electoral. "Os pido el voto porque todavía hay mucho que hacer por la paz y la prosperidad", dijo el presidente Bush a la multitud que acudió a escucharle a Springfield (Misuri).

Durante el mes que queda hasta la convención republicana, que tendrá lugar a finales del mes de agosto en Nueva York, el presidente Bush y Kerry cruzarán las espadas verbales en sus mítines por toda la nación.

Dado lo reñido de los comicios, el presidente se ha visto obligado a hacer campaña pasando por alto sus sacrosantas vacaciones en su rancho de Tejas.

"Cuando hay que elegir un presidente, los resultados cuentan", arengó Bush en Springfield, dando inmediatamente pie a una afilada respuesta de los asesores de Kerry. "Claro que cuentan", dijeron con sarcasmo, subrayando la pérdida de empleos, el astronómico coste de la sanidad, el aislamiento internacional de EEUU y el ingente déficit presupuestario que arrastra el país.

El déficit marcará un nuevo récord este año y llegará a 445.000 millones de dólares (400.500 millones de euros) frente a los 374.000 millones del 2003 (336.600 millones de euros).