Para el Gobierno lo prioritario es negociar la flexibilización de la postura de la Unión Europea (UE) respecto a Cuba. Para que nada interfiera en esta negociación, el Ejecutivo quiere zanjar cuanto antes la polémica abierta por la expulsión de la isla del diputado del PP Jorge Moragas. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, recordó ayer que el apoyo al pueblo cubano es una "política de Estado", y criticó que el PP trate de "obtener réditos políticos" de este incidente.

Dispuesto a recibir a cuantos disidentes cubanos le pidan cita, Moratinos expresó en el Congreso su rechazo a que "la cuestión cubana" desate una "disputa interior" entre PSOE y PP. Sin responder a los reproches del PP, el ministro sostuvo que el giro del Gobierno español respecto a Cuba ya está dando los frutos que no obtuvo la política de extrema firmeza del anterior Ejecutivo: "No hemos obtenido la liberación de todos los disidentes, pero sí de algunos muy significativos".

ALIMENTAR LA DIVISION El socialista José Blanco acusó al PP de torpedear las relaciones entre España y Cuba con "actitudes propias de la guerra fría". En opinión de Blanco, el incidente protagonizado por Moragas preocupa al PSOE pero "divierte" a ciertos dirigentes del PP, ya que "les permite alimentar el enfrentamiento y la división".

Acusado la víspera por el socialista Rafael Estrella de montar "un circo político" al provocar su expulsión de Cuba, el popular Moragas respondió ayer: "Si he montado un circo, ellos hacen el papel de payasos".