Nunca los curas habían tenido tanta audiencia en El Pozo del Tío Raimundo. Este barrio madrileño fue ayer el escenario de una multitudinaria misa de homenaje a la víctimas de los atentados. Unas 3.500 personas se congregaron junto a la estación ferroviaria donde el 11-M reventó uno de los trenes de la muerte, que se llevó por delante la vida de 60 personas.

Si algún acento pusieron los sacerdotes en su misa fue en la necesidad de mantener la concordia entre las razas y las religiones. "El odio, el rencor y la venganza no deben echar raíces entre nosotros", advirtió en la homilía el párroco José Manuel Peco, de la iglesia de San Raimundo de Penyafort. Pidió también "respeto a los extranjeros" porque, además de que su inmensa mayoría "quieren paz y trabajo", ellos "también han sido víctimas del terror".

Doce curas de las parroquias de El Pozo del Tío Raimundo, Entrevías y Madrid Sur oficiaron conjuntamente la misa. La presencia del alcalde de Madrid, el popular Alberto Ruiz Gallardón, en la primera fila de los invitados como máxima autoridad, no fue óbice para que en el mensaje final redactado por el arciprestazgo de Vallecas incluyera una dura diatriba contra la política exterior estadounidense.

"Bush decidió invadir Irak invocando la justicia infinita cuando nuestro pueblo, junto a otros muchos pueblos, dijo no", leyó el diácono Javier Baeza. Y añadió que los pueblos deben unirse entre sí, ignorando a los políticos que sólo "van en busca del poder".

El alcalde ni siquiera pestañeó al oír las críticas. Lo mismo que cuando, al salir, una joven le preguntó a gritos: "¿Por qué nos metísteis en la guerra?". Era lo mínimo que se podía esperar en el barrio rojo de El Pozo, roto por el dolor de sus vecinos y donde el partido socialista obtuvo el 14-M el 75% de los votos.

La herida abierta por los atentados aún tardará mucho en cicatrizar en este barrio obrero que ahora afronta el futuro con temor. "¿Tú crees que esto se va arreglar? Yo no. Vivo en aquel piso y lo vi todo. La pesadilla del 11 de marzo me acompañará toda la vida", le explicaba con desánimo una mujer a otra al final del oficio.

El Papa, con Madrid

El papa Juan Pablo II también rindió ayer un sentido homenaje en el Vaticano a las víctimas del 11-M y animó a los españoles a "mantener la esperanza, el ánimo y la generosidad" tras los atentados del 11 de marzo. "El amor es más fuerte que el odio y la muerte", dijo el Papa en el sermón que acompañó una solemne ceremonia de beatificación de dos monjas españolas y de un sacerdote y una monja italianos.