De ostentar varios cargos a perderlos todos. De ser diputada, ministra de Defensa, secretaria general del PP y presidenta del partido en Castilla-La Mancha a no ocupar ninguno de ellos en cinco meses. Si la salida del Gobierno fue abrupta por la moción de censura, no menos repentino ha sido el abandono del partido y del escaño. María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) deja la política tras más de 20 años y lo hace por la puerta falsa. De una manera «injusta», para algunos diputados del PP, pero que le «honra» porque sigue pensando en su partido primero, apuntan.

La política madrileña, abogada del Estado como Soraya Sáenz de Santamaría, su enemiga de dos vidas atrás, se acercó a la política en el Ministerio de Asuntos Sociales a principios de los 90, con las ministras socialistas Cristina Alberdi y Matilde Fernández. Después llegó el PP y Javier Arenas asumió en su departamento esa cartera y se convirtió en su padrino.

Esa relación fue a peor y se rompió con la gestión del caso Bárcenas, al no compartir el dirigente andaluz la dureza de Cospedal para marcar distancias con el extesorero. Y qué vueltas da la vida: ahora ella se ve obligada a abandonar tras escucharse en unos audios, entre otras cosas, cómo su marido, Ignacio López del Hierro, pide al excomisario José Manuel Villarejo que espíe a Arenas.

Decía Mariano Rajoy que le debía su llegada a la Moncloa a cinco mujeres: su esposa, Elvira Fernández; Santamaría; Ana Mato; Carmen Martínez de Castro y Cospedal. A la protagonista de la semana la aupó hasta la secretaría general en el 2008 tras el congreso de Valencia en el que Esperanza Aguirre amagó con mover la silla al gallego. Pocos meses después estalló la Gürtel y ahora se han empezado a conocer algunos episodios que protagonizó para «saber qué estaba ocurriendo». «¿Qué dirigente político, qué buen empresario, no trata de conocer a fondo todo aquello que afecta a su organización?», se pregunta en el comunicado del adiós.

Sus críticos la acusaban de abarcar demasiado. Era ambiciosa y lo admitía en privado, pero en su carrera no estaba pisando a nadie, aseguraba en su defensa.

El premio, Defensa

Las rencillas con Santamaría no tardaron en llegar cuando, una vez Rajoy ganó las generales del 2011, la exvicepresidenta intentó escaquearse semana tras semana de los escándalos de corrupción.

Cospedal, en aquellas fechas, entre el 2011 y el 2015, presidió la Junta de Castilla-La Mancha y, en plena crisis, se convirtió en la apóstol de la austeridad: ajustó el déficit del 7% al 2% del PIB autonómico. Su labor tuvo premio. Rajoy la nombró ministra de Defensa en el 2016.

Tras la moción de censura y perder en la primera vuelta del congreso interno, aupó a Pablo Casado en detrimento de Sáenz de Santamaría, con la que siempre mantuvo una enemistad manifiesta y que ninguna de las dos ocultaban. Ahora, después de haberse granjeado un currículum con varios hitos, lo deja. La caída es dura y lo admite. «Nunca pensé que lo fuera a hacer en un ambiente así», escribió en su despedida.