Zaragoza fue el primer destino de Juan Carlos nada más ser coronado Rey. Fue el 14 de diciembre de 1975 y vino con la reina y sus hijos a oír misa en el Pilar y a rezar a la Virgen. No fue la única vez. Los Reyes de España, muy católicos, han girado múltiples visitas a la basílica zaragozana, además de recorrer muchos rincones de la geografía aragonesa durante el reinado. En viajes oficiales o de ocio esquiando o viendo las carreras de Motorland. El 5 de octubre del 2010 hizo su última visita. Fue a San Gregorio a unas maniobras militares.

Su primera visita duró apenas unas horas. Cambió el Rolls Royce en el que siempre viajaba Franco por un avión Mystere que aterrizó en la base militar. Y desde allí, en coche hasta el Pilar. Los Reyes, el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina aún entraron bajo palio, como el anterior jefe del Estado, pero la salida de la iglesia ya fue sin él. Estamparon su firma en el libro de oro del Pilar y besaron la imagen de la Virgen, que lucía para la ocasión el manto regalado por la bisabuela de Juan Carlos, la reina María Cristina. El Rey le trajo como presente una corona de oro y brillantes hecha en Filipinas.

Desde entonces, muchas visitas militares a la academia, a la Base Aérea o al campo de maniobras de San Gregorio, además de un recorrido institucional por la comunidad, al comienzo de su reinado, e innumerables viajes a los acontecimientos más importantes de Aragón. La apertura de la planta de General Motors en Figueruelas, la reapertura de La Seo, la inauguración de la Expo de Zaragoza, el primer viaje del AVE a la capital aragonesa...

En todos ellos, el monarca demostró su cercanía y su actitud campechana. Con el AVE les dijo a los periodistas que al final se podría venir a Zaragoza desde Madrid sin dar tumbos por la carretera. O aquella vez que probó un F-18 desde la Base hasta Madrid y al regresar a Zaragoza se echó la mano a la garganta: "Aquí los he tenido". En Andorra incluso se animó a tocar el bombo con los vecinos de la cuenca minera turolense y más de un esquiador aragonés ha visto cómo el Rey les echó una mano para levantarse de una caída en las pistas de Astún, Formigal y, sobre todo, Candanchú, las estaciones que más ha frecuentado como amante del deporte.

También vivió los duros momentos del atentado etarra de la casa cuartel de Zaragoza o los de la riada de Biescas, con un recorrido por el lodo. Juan Carlos no ha escatimado actividades en Aragón, promocionando desde el Monasterio de Piedra, hasta las Fiestas del Pilar (aún como Príncipe) pasando por el proyecto olímpico Jaca 98 o el restaurante de los veinte platos de Almonacid de la Cuba.