Mariano Rajoy ha declinado asistir a la convención republicana que proclamará a George Bush como candidato a la Casa Blanca en las elecciones del próximo mes de noviembre. El secretario general del PP ha alegado problemas de agenda para justificar su ausencia del magno acontecimiento, que ha desatado una fuerte polémica en España al trascender que el presidente de EEUU ha invitado a José María Aznar para que intervenga como orador en el mismo.

El PP eludió pronunciarse sobre la invitación de Bush al expresidente al acto que tendrá lugar en Nueva York entre el 30 de agosto y el 2 de septiembre y que ayer divulgó El Mundo . Una portavoz del Partido Popular subrayó que la representación "oficial" de la formación irá a cargo del responsable del área internacional, Jorge Moragas, y de la exministra de Asuntos Exteriores y actual portavoz parlamentaria en el ramo, Ana Palacio.

CIUDADANO No aclaró si Aznar, de intervenir en la convención, lo haría en calidad de presidente del PP --cargo que todavía ocupa pese a haber cedido todos los poderes a Mariano Rajoy-- o como ciudadano particular. Cuando el expresidente se reunió con Bush en la Casa Blanca en mayo pasado, Rajoy se esforzó por desmarcarse de la polémica visita alegando que se trataba de un "viaje privado" de Aznar.

Dirigentes del PP expresaron en privado su deseo de que Aznar decline finalmente la invitación de Bush, como parece probable. Un apoyo público al presidente de EEUU a sólo un mes del congreso nacional del PP puede perjudicar la imagen de moderación que Rajoy quiere imprimir al partido en la nueva etapa.

DIFERENCIAS Dentro de esa estrategia, el líder popular ha excusado su asistencia a la convención republicana del mismo modo que no fue al cónclave demócrata, para el que también fue invitado. A diferencia de José María Aznar, que siendo jefe del Ejecutivo aireó su apoyo a la reelección de George Bush, Rajoy ha apostado por mantener un equilibrio respecto a las dos principales formaciones políticas de Estados Unidos por considerar que la relación transatlántica debe situarse por encima de los colores políticos.