Ni la Guardia Civil ni el Cuerpo Nacional de Policía en Asturias han recibido en el último mes ni una sola denuncia referente a la desaparición de los aproximadamente 150 kilos de goma-2 eco que los terroristas utilizaron en el atentado de Madrid.

En las inspecciones que se están realizando en los numerosos arsenales de explosivos para minas que existen en Principado de Asturias ningún responsable de los mismos ha alertado de la ausencia de una cantidad tan importante, lo que sugiere a los investigadores que el vecino de Avilés detenido el pasado miércoles sustrajo la dinamita en pequeñas cantidades que acumulaba para ir vendiendo.

La procedencia de los cartuchos de goma-2 eco ha puesto en evidencia la falta de control que existe sobre la dinamita que se utiliza en España para trabajar en minas y obras. Fuentes de la Guardia Civil reconocieron ayer que no existe un control exhaustivo de los explosivos que se utilizan en una obra. La legislación actual obliga a destruir el material sobrante, "pero nadie vigila que realmente se realice ese proceso de destrucción mediante detonaciones controladas", indicaron los mismos interlocutores.

INFRAESTRUCTURA POBRE La detención del ciudadano español en Asturias ha vuelto a poner de manifiesto las extremas facilidades que tuvieron los terroristas para perpetrar el atentado de Madrid del pasado jueves, aún sin disponer ni de una gran infraestructura ni de grandes cantidades de dinero para financiar la operación. "No tuvieron ni que preocuparse en buscar la dinamita, se la ofrecieron", indicaron fuentes cercanas a la investigación.

En estos momentos, un cartucho de entre seis y ocho kilos de goma-2 eco cuesta legalmente 150 euros (25.000 pesetas). En el mercado negro depende de la oferta, pero normalmente el valor de ese mismo cartucho nunca es superior a los 500 euros (86.000 pesetas).

El español detenido coincidió en la cárcel asturiana de Villabona con uno de los cuatro marroquís que aún busca la policía. En una de las conversaciones que mantuvieron, el vecino de Avilés --con antecedentes por tráfico de armas y drogas-- dijo que podía conseguir explosivos.

LOS DETONADORES Sólo dos semanas antes del atentado --lo que indica una vez más con la rapidez que se gestó el atentado--, el marroquí contactó con el vecino de Avilés y se interesó por adquirirle dinamita. Los investigadores policiales creen en las palabras del detenido español, que ha asegurado, hasta con desesperación, que nunca supo ni podía imaginar el uso que se iba a realizar de los explosivos que facilitó.

De todas maneras, aunque su actitud ha sido hasta ahora de total colaboración con los investigadores durante los interrogatorios, tampoco tuvo la iniciativa tras la masacre de Madrid, de acudir a la policía para comunicar que había vendido cartuchos de goma-2 eco a unos ciudadanos marroquís.

Aunque ayer no había trascendido oficialmente cómo el detenido español pudo conseguir los explosivos, fuentes de la investigación indicaron que su trabajo en la cantera debía ser de artillero o vigilante de seguridad, los dos únicos personajes, según portavoces del sector, que tienen acceso directo a una dinamita que, en algunos polvorines, controla la Guardia Civil.

El detenido en Avilés también proporcionó los detonadores, del tipo antigrisú , utilizados fundamentalmente en minería. Los terroristas utilizaron para el transporte del material la misma furgoneta encontrada por la policía junto a la estación de Alcalá de Henares (Madrid).