El rey Juan Carlos siempre ha querido estar, aún cuando la agenda o la salud no le han permitido visitar Aragón en sus momentos más difíciles, puntualmente informado de lo que sucedía en la comunidad. Y ha condenado con firmeza los duros golpes que el terrorismo de ETA ha asestado a la comunidad. Así lo hizo por ejemplo tras el atentado de Sallent de Gállego, que costó la vida a dos guardias civiles, tras el que envió un telegrama al director general de la Guardia Civil condenando el "brutal y cobarde" ataque.

También tras el asesinato de Manuel Giménez Abad condenó el "repugnante" y "miserable" asesinato. "Mi familia y yo estamos esta noche codo con codo con quienes en la capital de Aragón están expresando públicamente su compromiso por la libertad y contra el terror", declaró el 8 de mayo del 2001, mientras 125.000 personas se manifestaban en Zaragoza por la muerte del presidente del PP aragonés. El monarca cenaba en el Palacio Real con los Grandes Duques de Luxemburgo.

También en el incendio del hotel Corona de Aragón, el 12 de julio de 1979, el Rey se mantuvo en permanente contacto con el Gobierno Civil de Zaragoza, cuando la confusión todavía reinaba sobre las causas del siniestro. También en aquella ocasión transmitió su "más sentido pésame por la terrible tragedia ocurrida" y sus deseos de recuperación para los heridos.