La charla que José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo el lunes con Juan José Ibarretxe abarcó asuntos tan polémicos como el futuro de la izquierda aberzale o la dispersión de los presos de ETA. Según fuentes gubernamentales, el presidente rechazó la petición del lendakari de que el Gobierno derogue o no aplique la ley de partidos para permitir que los herederos de Batasuna vayan a las elecciones vascas del 2005.

"El Gobierno no tiene en su horizonte la modificación de la ley de partidos", garantizó la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, en respuesta a la propuesta de Ibarretxe. Tras visitar la Moncloa, Ibarretxe reveló que había planteado a Zapatero que, para lograr la paz y la convivencia en Euskadi, será necesario integrar en las instituciones a la izquierda aberzale, que carece de referente político desde que, primero se ilegalizó a Batasuna y luego se le prohibió presentarse con otras siglas a las elecciones.

Para presentarse a las elecciones, según la vicepresidenta, Batasuna debería "volver a nacer". Es decir, desmarcarse sin matices de ETA. Y es que, aunque Zapatero e Ibarretxe acercaron posturas en algunos puntos, sus intereses respecto a Batasuna son muy dispares.