El Casco Histórico fue ayer un hervidero de música, pasacalles y emociones en una de las jornadas más multitudinarias y animadas en el centro de la ciudad, que prestó especial atención a los niños, pero también a sus padres acompañantes.

Con una apretada y emprendedora apuesta cultural, Las Armas, mediante su programa de animación infantil y circo Vermú Kids, presentó ayer a las 12.00 al grupo de animadores musicales infantiles Raspadegato, que mediante su habitual fusión de ritmos encandiló desde el minuto uno a un público juvenil y no tan juvenil.

Valses, rumbas, blues, swings y pasodobles son solo algunos de los muchos ritmos que este grupo manejó ayer para animar al público; todo ello acompañado de bailes y diversas coreografías que hicieron de la plaza Mariano de Cavia una multitudinaria pista de baile en la que los animadores del grupo se mezclaron con el público para indicarles los pasos de las diversas coreografías. Los animadores también hicieron uso de una gran bruja de trapo para completar su espectáculo, y en varias ocasiones, animaron a los niños asistentes a subir al escenario para formar parte de sus historietas y teatrillos, algo a lo que solo los más valientes se atrevieron.

Un espectáculo que tampoco se olvidó de los padres, y es que Las Armas instaló como viene siendo costumbre un pequeño bar callejero, en el cual los padres de los niños pudieron adquirir cerveza y aperitivos para hacer más llevadera la jornada.

LOBOS DE WALL STREET// Por otro lado, la compañía de teatro y animación valenciana La Fam Teatro se valió ella sola para animar el resto del barrio. Con una ruta prefijada que les llevaría desde la plaza de La Magdalena hasta la plaza de Justicia, una manada de curiosos brokers de Wall Street ataviados con trajes de colores y con máscaras metálicas de lobos, tomaron la calle montados en gigantescos zancos. Se trataba de The Wolves, cuatro depredadores de las finanzas que en la jornada de ayer hicieron de las calles del Casco de Zaragoza su particular despacho a ritmo del funky más marchoso.

Y es que estos peculiares mamíferos de dientes metálicos no estuvieron solos en su recorrido, sino que fueron acompañados por una gran estructura metálica móvil que suspendía a tres metros del suelo a un batería, que con el sonido de sus baquetas contra los platos iba marcando el ritmo de la comitiva, que realizó numerosas paradas para hacer de los comercios y locales de las calles su particular escenario.

Todo para acabar con una multitudinaria clausura del pasacalles, en la que estos lobos del distrito financiero de Wall Street repartieron desde su elevada posición cientos de billetes (falsos) por encima de una muchedumbre que lamentó la brevedad del show. Y es que estos curiosos depredadores consiguieron movilizar al barrio entero, cortando el acceso a calle Alfonso, e incluso adentrandose al recibidor del Museo Goya.