La ampliación de la OTAN coincide con la proliferación de signos que muestran que sus capacidades militares se encuentran al límite y que la organización no puede desempeñar el papel de gendarme mundial que pretende adjudicarle EEUU desde 1999.

La OTAN tiene desplegadas tropas de pacificación en Bosnia, Kosovo y Afganistán. El pasado agosto se vio forzada a asumir la fuerza internacional de paz de Afganistán, que fue la primera operación militar fuera de su territorio. Las promesas de aportar helicópteros y equipo para ampliar la zona de seguridad más allá de Kabul siguen sin materializarse y el resurgimiento de la violencia en Kosovo puede comprometer el envío de las tropas.

La OTAN, concebida como una organización defensiva para detener un ataque terrestre de la URSS, está mal equipada para afrontar las nuevas amenazas de seguridad, que implican el despliegue rápido fuera de su territorio de fuerzas de combate.