Más de 46 millones de iranís estaban llamados ayer a las urnas para elegir el Parlamento, pero pocos se acercaron a ellas. El índice de abstención, cuya cifra oficial aún no se se ha hecho oficial, fue alto en las ciudades, según los observadores internacionales desplazados a la zona. Muchos iranís boicotearon la consulta, como había pedido el principal partido reformista, el Frente de Participación, en protesta por la anulación de más de 2.300 candidaturas progresistas por parte del ultraconservador Consejo de Guardianes de la Constitución. Los resultados de la votación se sabrán hoy, aunque todo apunta a que los conservadores reconquistarán el Gobierno pese a la exigua participación.

Los presidentes de las mesas electorales, nombrados por los gobiernos locales, afirmaban sin pestañear que la afluencia de votantes estaba siendo enorme, pero la verdad es que había pocas colas para depositar el voto, un paisaje muy distinto al de los comicios del año 2000, cuando acudió a las urnas el 83% del electorado y un 63% se inclinó por los candidatos reformistas.

"ENEMIGOS DE LA REVOLUCION" El líder espiritual supremo, Alí Jamenei, quien verdaderamente regenta el poder en Irán y no el Parlamento, afirmó al votar que las elecciones eran "más importantes que las anteriores" porque ahora "los contrarrevolucionarios se esfuerzan por evitar que la gente acuda a votar". Jamenei --que pudo impedir la anulación de las candidaturas reformistas o aplazar las elecciones, como le pidió el presidente, el progresista Mohamed Jatami-- apostó por celebrar la consulta y presentarla como una venganza contra EEUU y los "enemigos de la revolución".

SORPRESAS DE ULTIMA HORA Parecida retórica repetía Shehravaz, una ama de casa anciana que decidió ir a votar a última hora. "Quiero dar un puñetazo a los que quieren derribar esta revolución que nos costó la sangre de tantos jóvenes", dijo a Efe.

Cuando acudió a votar, Jatami, esperanzado, dijo que cabía la posibilidad de "alguna sorpresa con respecto a las expectativas", en alusión a lo que se vaticina será un pucherazo de los conservadores. La UE mostró su preocupación por las condiciones del escrutinio, aunque insistió en que, sea cual sea el resultado, no cerrará los canales de comunicación con Teherán.