El presidente haitiano, Jean Bertrand Aristide, anunció anoche que aceptaba "pública y enteramente" el plan que ha presentado la misión diplomática internacional (integrada por EEUU, Francia, Canadá y la Comunidad del Caribe). La iniciativa incluye el nombramiento de un primer ministro independiente y de un nuevo Gobierno, pero no estipula la renuncia de Aristide, el principal requisito que exige la oposición.

Según los insurgentes, "la única medida que puede solucionar la crisis" pasa por la salida del poder del presidente, según declaró André Apaid, responsable del Grupo de los 184, que reúne a la sociedad civil y la patronal del país caribeño.

Casi nadie parecía creer en la efectividad de los mediadores internacionales. El plan propuesto por la delegación diplomática está basado en el que ya presentó a Aristide la comunidad de países del Caribe (Caricom) e incluye la remodelación del Gobierno con el nombramiento de un primer ministro "neutral", el desarme de las bandas armadas y la reforma de una policía corrupta.

"Queremos asegurar el retorno de la democracia y el respeto de los derechos del pueblo haitiano", dijo el ministro canadiense Denis Coderre.

MARCHAS PACIFICAS Diversos sectores de la sociedad haitiana condenaron la violencia de los seguidores de Aristide contra los participantes en las manifestaciones pacíficas de la oposición en Puerto Príncipe, que dejó una veintena de heridos en los dos últimos días. Micha Gaillard, portavoz de la Convergencia Democrática, expresó su "solidaridad" con los heridos y acusó al presidente Aristide de ser "personalmente responsable" de la represión de las marchas pacíficas.

La Confederación de Maestros denunció que la policía no protegió a los manifestantes, mientras los estudiantes se declararon dispuestos a seguir para echar al presidente. "Aristide tiene que saber que no tiene porvenir", declaró el dirigente estudiantil Lucmane Delille.