La decisión del presidente palestino, Yasir Arafat, de nombrar a su pariente Musa Arafat como jefe de las fuerzas de seguridad ha echado más leña al fuego de la crisis de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Tras una manifestación de protesta el sábado por la noche, que acabó con el asalto de una comisaría en Jan Yunis por parte de activistas de las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, ayer militantes de este grupo se enfrentaron a tiros en Rafah con miembros del servicio de seguridad general de Musa Arafat. Además, se produjeron las dimisiones de varios cargos de Al Fatah como protesta por el nombramiento. Y, mientras, el primer ministro, Ahmed Qurei, insiste en no retirar su dimisión.

La crisis de la ANP se centra en dos focos: Gaza y Ramala. En la franja, la situación ha alcanzado ya la categoría de desafío abierto al líder palestino. El nombramiento de Musa --con fama de ser uno de los dirigentes más corruptos de la ANP-- desembocó ayer en un enfrentamiento abierto, tras los choques entre diversas facciones palestinas registrados en Rafah. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa en Gaza y Cisjordania emitieron un comunicado en el que anuncian que se opondrán al nombramiento por la fuerza.

MAS DIMISIONES La decisión del presidente provocó ayer la dimisión del jefe de la Fuerza Naval palestina, Juma Ghali, y de dirigentes de Al Fatah en Jan Yunis y Rafah. "El nombramiento prueba que a Arafat no le importa la opinión de la gente. En Gaza, miles de personas se alzarán contra la decisión", dijo el viceministro Sufyan Abú Zaida. En la franja abundaban ayer los milicianos armados. Pese a ello, Musa Arafat afirmó que no piensa dimitir.

En el segundo escenario de la crisis, Ramala, Qurei mantuvo una reunión de cuatro horas con Arafat, en la que ambos políticos se mantuvieron en sus posiciones: Qurei insiste en dimitir y Arafat, en rechazar su renuncia. Anoche se reanudaron las negociaciones en la Mukata, pocas horas antes de que el Consejo de Ministros se reúna hoy en Ramala, en un encuentro en el que Qurei debe anunciar si sigue o no en el cargo.

Mientras, en Jerusalén, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, afirmó en la reunión de su Consejo de Ministros que la crisis prueba que "no hay nadie con quién negociar entre los palestinos".