José María Aznar no hizo ayer la menor autocrítica sobre su actuación en la UE, de la que fue despedido ayer sin grandes manifestaciones de simpatía. Por el contrario, el presidente saliente entonó un canto triunfal sobre su gestión y retó a su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero, a "mantener y mejorar" los éxitos cosechados por el Gobierno del PP en Europa. Entre sus logros destacó el reparto de poder alcanzado en Niza, que ayer defendió a ultranza pese a que se había comprometido a no condicionar la política de Zapatero en la UE.

El presidente afirmó que la posición de España en la UE "es hoy la fijada en Niza" y expresó su deseo de que esa posición se mantenga en el futuro "porque es la aspiración lógica de cualquier español". El tratado de Niza, de diciembre del 2000, concedió a España y Polonia una cuota de poder casi igual a la de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.

El proyecto de la futura Constitución europea prevé la revisión de dicho acuerdo, y ello se hará en detrimento del poder de bloqueo de España y Polonia en el Consejo. En los últimos meses, Aznar se había abierto, a regañadientes a renegociar el reparto de poder. Sin embargo, ante el triunfo de Zapatero, el presidente ha llevado de nuevo a los altares el Tratado de Niza con el ánimo de dejar el listón muy alto a su sucesor.

RESPONSABILIDAD "La posición española es Niza. Me voy en la mejor situación institucional de España. Mi responsabilidad ha sido conseguirla y defenderla. Si se quiere mantener o no, ya no es mi responsabilidad", avisó. El mensaje iba dirigido a Zapatero, que ha expresado su voluntad de desatascar las negociaciones sobre el reparto de poder.

En su repaso de logros, citó el paquete en el que salvó las ayudas para España para el periodo 2000-2007. Mencionó el ingreso en el euro, la aproximación en renta a la media comunitaria y la creación de más empleo que los demás países.

Destacó sus iniciativas antiterroristas, aunque la UE aprobó ayer una resolución que, contra las tesis de Aznar, destaca que el terror tiene "causas". Sobre su mala relación con algunos líderes europeos, dijo que "las relaciones son importantes, pero los intereses nacionales lo son más". Y elogió a Tony Blair. "Es de los líderes que merecen la pena en Europa", dijo, desdeñando a Jacques Chirac y Gerhard Schröder.