Los servicios de seguridad británicos quedaron ayer contra las cuerdas. Durante la sesión de control al Gobierno en la Cámara de los Comunes, un par de preservativos, llenos de polvos violetas, fueron arrojados desde la tribuna de invitados contra el primer ministro, Tony Blair. Uno le dio en la espalda. La sesión quedó suspendida y la sala desalojada.

Tras unos primeros momentos de confusión entre los asistentes, Padres por la Justicia se atribuyó la agresión. Este grupo de presión, que lucha por la igualdad de derechos de los padres separados a ver a sus hijos, es conocido por haber protagonizado varios incidentes llamativos, como autopistas vestidos de superhéroes.

El incidente causó un gran escándalo en el Reino Unido, ya que puso de manifiesto las débiles medidas de seguridad que protegen tanto a los parlamentarios como a los miembros del Gobierno. Recientemente, se instaló en la Cámara de los Comunes una vitrina de seguridad valorada en casi un millón de euros, pero la tribuna de la prensa y la de invitados no tienen protección.

Todos los grupos de la oposición condenaron lo sucedido y exigieron al Gobierno más seguridad en los edificios públicos.