Tres días después de su viaje a Washington, Tony Blair volvió a convertirse anoche en el mensajero de la política exterior de George Bush. En el discurso anual que tenía previsto pronunciar en la Mansion House londinense, el primer ministro británico se disponía a hacer un llamamiento a los líderes europeos para que se unan a EEUU en la lucha contra el terrorismo y el fomento de la democracia en todo el mundo.

Aun a riesgo de agravar su enfrentamiento con la izquierda laborista, Blair tenía planeado defender, con renovado ardor, la "relación especial" que une a Londres y Washington. El inquilino de Downing Street se sigue viendo a sí mismo como el mediador entre EEUU y Europa y el hombre clave para reconstruir los puentes transatlánticos dañados por la guerra de Irak. En un programa de televisión difundido el domingo, Blair se preguntaba qué ocurriría con Europa sin la sombra protectora de Estados Unidos. "¿Dónde estaríamos, británicos y europeos, si América se desentendiese del mundo y dijese: ´Bueno, muchachos, arreglároslas como podáis´?".

ENCUENTRO CON CHIRAC Blair podrá poner a prueba su capacidad mediadora a finales de esta semana, cuando reciba en Londres al presidente francés, Jacques Chirac, poco entusiasta, como es bien sabido, con la política de Bush. En el discurso de anoche no debía faltar la ya habitual referencia de Blair a la amenaza terrorista que pesa sobre el Reino Unido. Horas antes, el ministro de Interior, David Blunkett, fue tachado de alarmista por haber anunciado que "Al Qaeda está al umbral de nuestras puertas y amenaza nuestras vidas".

Blunkett fue acusado por el portavoz de Interior del Partido Liberal Demócrata, Mark Oaten, de "apretar el botón del pánico" y de "tratar de sacar provecho político del terrorismo". Desde el propio partido de Blair, la diputada laborista Alice Mahon criticó el énfasis --"poco sano en una democracia"-- que el Gobierno pone en meter miedo a la gente. Barry Hugill, miembro del grupo Libertad --que vela por las libertades civiles-- calificó las palabras del ministro de "ridículas e irresponsables".