A cien días de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Gobierno británico acelera los planes para un brexit sin acuerdo. El ministro de Defensa, Gavin Williamson, anunció el martes en la Cámara de los Comunes los preparativos para poner «en estado de alerta» a 3.500 soldados, «regulares y de reserva», listos para colaborar con otros departamentos gubernamentales en las posibles tareas que se les asignen en caso de una salida abrupta.

La vigilancia y control de fronteras, puertos y aeropuertos podría ser una de sus misiones. El ministro indicó que por ahora no se ha recibido ninguna «petición formal» requiriendo la colaboración de los militares. El ministro para el brexit, Stephen Barclay, precisó, sin embargo, que el objetivo del Gobierno sigue siendo aún una salida acordada.

El Ejecutivo decidió en su reunión del martes «dar prioridad operativa» a esos preparativos de emergencia. En la reunión presidida por Theresa May se debatieron asuntos tan importantes como el dinero a asignar a los diferentes departamentos y servicios especiales, en caso de ruptura por las bravas. El Gobierno ha aprobado habilitar otros 2.200 millones de euros y enviará 140.000 comunicaciones a empresas y particulares con instrucciones sobre los preparativos adecuados. El Ejecutivo publicará además una guía informativa con consejos sobre cambios en asuntos cotidianos como la reserva de vuelos o el uso de tarjetas de crédito.

El líder del partido de los Liberales Demócratas, Vince Cable, acusó al Gobierno de lanzar «una guerra psicológica». Dejar la votación del acuerdo en el Parlamento para la tercera semana de enero es una forma de presionar a los diputados para que terminen aceptando el pacto ratificado por los Veintisiete si quieren evitar una salida desorganizada.