Los republicanos, los estadounidenses y el mundo ya conocen las posturas del presidente George Bush. Por eso, el jueves, en su discurso de cierre de la convención republicana, el inquilino de la Casa Blanca utilizó ese hecho y se presentó como el mejor candidato para presidir de nuevo el país los próximos cuatro años. "No me cansaré de defender a América (EEUU), cueste lo que cueste", dijo ante el entregado público que abarrotaba el Madison Square Garden.

Su discurso de una hora estuvo lleno de evocaciones del 11-S, retratos y promesas de "un mundo más seguro" y propuestas genéricas de política interior. También de reiteradas descalificaciones de su rival demócrata, John Kerry, forzado a pasar al ataque.

EL OLVIDO "Hemos liderado, muchos se han unido, y América y el mundo son más seguros", afirmó Bush, que en un agradecimiento personalizado a líderes que apoyaron su guerra en Irak no citó a José María Aznar.

Su filosofía, reiteró, es la del ataque preventivo. "Estamos en la ofensiva, golpeando a los terroristas fuera para no tenerlo que hacerlo en casa. Y trabajamos para hacer avanzar la libertad en Oriente Próximo", dijo Bush, que atribuyó "los progresos" a la "cuidadosa diplomacia" de EEUU y a "un claro propósito moral".

Bush les dijo a sus delegados lo que querían oír y creer. "Estamos más preparados y nuestras ciudades son más seguras", decía Rosemary Aultman, alcaldesa en Misisipí, uno de los estados bisagra. Otros matizaban esa sensación. "Sé que el mundo no es más seguro, me leo los periódicos cada día", decía Jason, un voluntario de 30 años, quien añadió que "la cuestión es que desde el 11-S no hemos tenido otro ataque aquí".

SIN DETALLES Bush delineó una agenda de medidas económicas, pero no ofreció detalles de cómo piensa llevarla a cabo agobiado por el déficit. Y dijo en español: "No dejaremos a ningún niño atrás", el eslogan de su programa educativo. Atacó a The New York Times y a Kerry, con menos agresividad que otros oradores.

Urgido por los estrategas de su partido que ven como está triunfando la campaña de desprestigio de los conservadores, el demócrata respondió casi inmediatamente: "No dejaré que cuestionen mi compromiso con la defensa de este país quienes rehusaron servir cuando debían haberlo hecho". Ni Bush ni el vicepresidente, Dick Cheney, sirvieron como él en la guerra de Vietnam.

El discurso de Bush clausuró una convención agresiva y contestada masivamente en la calle. El jueves, una joven que se hizo con una acreditación gritó: "Bush miente", a metros del presidente.

Durante cuatro días unos 15 manifestantes han hecho protestas parecidas. La consigna de los delegados era acallarlos gritando: "Cuatro años más".