El soldado del Ejército estadounidense Charles Graner, identificado como el más depravado de los torturadores de la cárcel de Abú Graib, en Irak, compareció ayer ante un juez en la base militar de EEUU en la ciudad alemana de Mannheim. El juez militar debe efectuar una audiencia previa al juicio de Graner y al de otros tres militares acusados de torturas y abusos sexuales: el sargento Ivan Frederick, la soldado Megan Ambuhl y el especialista Javal Davis.

El juez, James Pohl, se quejó ayer de la lentitud con la que el Gobierno estadounidense lleva adelante las investigaciones que le corresponden y fijó como plazo el 10 de septiembre para que Washington complete tres informes que puedan ser utilizados como pruebas en los procesos.

RECHAZO A LAS FOTOS Los abogados de Graner pidieron ayer que no se acepten en el proceso las fotos digitalizadas del abuso, confiscadas durante las investigaciones previas, y cuya aparición pública provocó un gran escándalo, pero el juez denegó la solicitud. Graner, identificado como el cabecilla del grupo que torturó y vejó a los prisioneros, está acusado también de adulterio y de obstrucción de la justicia. El cargo de adulterio se debe a su relación con la soldado Lynndie England, que está embarazada y que también afronta un juicio en EEUU por abusos a los presos.