Al margen del incidente que dejó malherido al comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García, la de ayer fue una jornada particularmente violenta en Irak, con múltiples ataques de la resistencia, que costaron la vida al menos a 10 personas. Todos ellos se produjeron en el denominado triángulo suní, donde se concentra la oposición a las tropas ocupantes y a los iraquís a los que acusan de colaboracionismo.

El ataque más sangriento se produjo en la carretera que une la ciudad de Faluya, a 50 kilómetros de Bagdad y uno de los principales bastiones de los insurgentes, con la base militar estadounidense de Habaniya, situada un poco más al oeste. Los atacantes ametrallaron un microbús en el que viajaban un grupo de mujeres iraquís que trabajaban en la citada base de EEUU. Cuatro de las mujeres perecieron y otras cinco resultaron heridas, además del conductor del vehículo.

ENMASCARADOS "Ibamos nueve mujeres y el chófer. Eran las 6.30 y nos dirigíamos como todos los días a la base de Habaniya, donde trabajamos en la lavandería", explicó a la agencia France Presse Maggi Aziz, de 49 años, que sufrió heridas en una pierna, en la espalda y en la cabeza. "De repente, cuatro hombres, con sus rostros enmascarados, que viajaban en un Opel blanco, ametrallaron el minibús", añadió esta mujer desde el hospital de Ramadi, adonde fueron trasladados los heridos.

Pocas horas después, muy cerca del mismo lugar, en la carretera entre Faluya y Ramadi, los insurgentes lanzaron una granada y dispararon con fusiles de asalto AK-47 contra un puesto de control de la policía iraquí. En el ataque murieron dos agentes y un civil que casualmente transitaba por el lugar. Otros cinco policías resultaron heridos.

EEUU SUFRE MAS BAJAS Las fuerzas de EEUU tampoco se libraron ayer de las acciones de la guerrilla. Tres soldados norteamericanos murieron en un ataque con morteros perpetrado de madrugada por los insurgentes contra una base militar cerca de Baquba, a unos 65 kilómetros de Bagdad. Otro soldado resultó herido. Las víctimas pertenecían a la Cuarta División de Infantería de EEUU.

Con estas nuevas bajas asciende ya a 235 el número de soldados norteamericanos muertos por acciones de la resistencia iraquí desde el pasado 1 de mayo, fecha en que el presidente de EEUU, George Bush, declaró el fin de las operaciones militares de envergadura. En total, 349 militares estadounidenses han muerto por fuego hostil desde el inicio de la guerra, el pasado marzo.