Cinco semanas después de que el FBI, la CIA y otras agencias de seguridad de EEUU alarmasen a la población, al alertar del peligro inminente de un ataque terrorista similar al del 11-M en Madrid antes de las elecciones, las autoridades han admitido no tener pruebas de ello. En declaraciones a The Washington Post, funcionarios de seguridad y espionaje incluso reconocen que una de las fuentes que les dio la información sobre la que fundamentaron su alerta les mintió deliberadamente.Fue el 15 de septiembre cuando las autoridades pusieron en marcha una intensa campaña policial, pero tras cientos de interrogatorios, arrestos y otras medidas preventivas, los agentes reconocen que han sido incapaces de detectar alguna trama en marcha, o de identificar objetivos, fechas o métodos concretos. En septiembre habían llegado a decir que los terroristas podían incluso estar ya en suelo estadounidense.