Sin agua, sin luz y sin ayuda. Los siete camiones con comida y medicinas de la Media Luna Roja que llegaron el sábado al Hospital Central de Faluya (en las afueras) seguían anoche bloqueados en el centro sanitario por orden del Ejército de EEUU, mientras los soldados continuaban enfrentándose a "bolsas de resistencia". La situación es tan peligrosa --pese a que Bagdad dio el sábado por finiquitada la operación-- que el convoy no puede cruzar el río Eufrates para ayudar a los habitantes que siguen en la ciudad suní, cuyo número se desconoce. EEUU calcula que 200.000 de los 300.000 ciudadanos huyeron antes de que empezara la ofensiva, el pasado lunes.

El comandante de los marines en Faluya, general Richard Natonski, negó que haya una crisis humana. "No la hay. Sólo se han quedado algunas familias", aseguró ayer.

"Nuestra situación es muy dura", dijo un residente entrevistado por teléfono por la televisión Al Jazira. "No tenemos comida ni agua. Mis hijos tienen diarrea aguda y uno de ellos fue herido por metralla la pasada noche. Está sangrando, pero no puedo hacer nada". El hombre, que se hizo llamar Abú Mustafá, explicó que vio tropas estadounidenses y guardias nacionales iraquís en su calle cuando de repente hubo una fuerte explosión. "Había cuerpos en el suelo", dijo. Abú Mustafá apuntó que conocía a otras seis familias que viven cerca de la suya y que su situación es similar. En ese momento, el hombre rompió a llorar.

MUNICIPIO FANTASMA Un corresponsal de Reuters hizo ayer un recorrido en coche por la ciudad y relató la situación: "Casas aplastadas, mezquitas en ruinas, postes eléctricos caídos, cables telefónicos colgando y escombros y restos humanos por las calles vacías". El distrito de Jolan, donde EEUU asegura que se concentraban los rebeldes, parece ahora un pueblo fantasma. El reportero explicó que algunos cuerpos están tan mutilados que es imposible saber si eran civiles o rebeldes.

El Ejército de EEUU afirmó ayer que en la operación, bautizada como Furia Fantasma, han muerto 1.200 rebeldes, 200 más de los que dijo el sábado el Gobierno iraquí, y 38 norteamericanos. En cambio, fuentes rebeldes en Faluya aseguraron que sólo han perdido a 100 hombres desde el inicio del ataque.

La cifra de los civiles muertos, sin embargo, no ha sido facilitada. El ministro iraquí de Salud, Alá Abdesahab al Aluán, declaró ayer a France Presse que su ministerio "trabaja con las fuerzas iraquís y estadounidenses para evacuar a las víctimas civiles, pero que hasta ahora ese número es ínfimo".

Los soldados que participan en la ofensiva no han olvidado la muerte de los cuatro contratistas estadounidenses que fueron carbonizados y mutilados en Faluya. Una turbamulta colgó, el pasado mes de abril, sus restos en el viejo puente metálico de Faluya donde ahora, en uno de sus arcos, se puede leer en inglés: "Esto en referencia a la ofensiva es por los americanos de Blackwater la empresa de seguridad para la que trabajaban, asesinados aquí en el 2004. Semper Fidelis". Lo firma "3-5", la abreviatura del Tercer batallón del Quinto Regimiento, una de las unidades de marines que toma parte en esta operación. También hay otra inscripción, más antigua, y esta vez en árabe: "Faluya será la tumba de los americanos".

DOS REHENES LIBERADAS Por otra parte, se supo que las dos mujeres de la familia del primer ministro iraquí, Iyad Alaui, fueron liberadas ayer por el grupo islamista que las mantenía secuestradas, informó Al Jazira. Según esta fuente, las liberadas son la mujer y la nuera de un primo del jefe de Gobierno, que continúa en manos del grupo secuestrador. Los tres fueron secuestrados el martes pasado, en represalia por la operación de Faluya.