Gianfranco Fini, presidente de la derechista Alianza Nacional (AN) y exneofascista arrepentido, fue nombrado ayer ministro de Exteriores de Italia en sustitución de Franco Frattini, que ha reemplazado en Bruselas a Rocco Buttiglione como comisario europeo. Fini ha accedido al cargo tras dar luz verde al plan de reducción de impuestos que el primer ministro, Silvio Berlusconi, quiere poner en marcha el próximo año.

Fini, de 52 años, mantendrá su cargo como vicepresidente del Gabinete conservador que preside Silvio Berlusconi. Su nombramiento tuvo lugar tras la reunión del Consejo de Ministros en la que el primer ministro italiano logró que sus socios aceptaran reabrir el debate de la reducción de impuestos. El Gobierno deberá encontrar fórmulas para poner en práctica la reforma fiscal a partir de enero, cuando semanas atrás la coalición gubernamental decidió dejarla para el 2006.

El plan de Berlusconi prevé disminuir las cuotas fiscales según un criterio que favorece a las rentas más altas. La AN y los exdemocristianos de UDC exigen que los beneficiados sean las clases medias y bajas. El gran problema, sin embargo, es la cobertura financiera de estos recortes.

El nombramiento de Fini tenía tintes de urgencia: Italia debía reemplazar rápidamente a Frattini ante la inminencia de la cumbre sobre Irak en Sharm el Sheij a partir del lunes.

DE ORIGENES NEOFASCISTAS Fini se convierte en el cuarto ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Berlusconi después de Renato Ruggero, el propio Berlusconi y Frattini. Nacido en 1952 en Bolonia, Fini se adhirió al neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) a los 17 años. Ejerció de secretario y presidente, y en 1995, durante un histórico congreso en Fiuggi, cambió el nombre del partido al de Alianza Nacional y renunció al fascismo, lo que trajo consigo la salida de Alessandra Mussolini, nieta del Duce , y la hostilidad de una minoría.