Los 43 estudiantes de magisterio de Ayotzinapa secuestrados por policías hace 43 días en Iguala, en el estado mexicano de Guerrero, fueron asesinados y quemados en el vertedero de basuras de Cocula, la población vecina, y sus restos y cenizas fueron lanzados al río cercano en grandes bolsas negras de basura. Así lo confesaron tres sicarios del grupo de narcos Guerreros Unidos detenidos ocho días atrás y lo reveló anoche la Fiscalía General mexicana, incluso con vídeos de la reconstrucción de los hechos. Las familias reaccionaron con incredulidad y dijeron «no aceptar de ninguna manera que el Gobierno pretenda así dar carpetazo al tema».

El fiscal, Jesús Murillo, señaló, que «muy lamentablemente hay muchos indicios» que confirman que ese fue el fin de los estudiantes, a los que, no obstante, la fiscalía seguía considerando ayer como desaparecidos, a falta de los pertinentes análisis forenses de los restos recuperados en el basurero y el río, que se realizarán probablemente en la Universidad de Innsbruck, en Austria. El presidente mexicano, Enrique Peña, salió a señalar que esos indicios «indignan y agravian a toda la sociedad» y prometió «intensificar los esfuerzos para lograr el total esclarecimiento de los hechos».

QUEMADOS

Los tres detenidos, dijo el fiscal Murillo, «confesaron haber recibido y ejecutado al grupo de personas que les entregaron los policías municipales de Iguala y Cocula». Para añadir: «Confesaron haber prendido fuego a los cuerpos con diésel o gasolina». Y fue presentando una serie de grabaciones en las que los sicarios -identificados como Jonathan Osorio, Agustín García y Patricio Reyes—contaban junto al vertedero que la mitad de los «43 o 44» estudiantes «llegaron muertos, asfixiados», amontonados en un camión, y que mataron «a los de arriba».

Dos de ellos escenificaron como los fueron tirando al vertedero e hicieron con ellos una hoguera con piedras, neumáticos y leña que fueron alimentando con combustible y ardió toda la noche y la mañana. El tercero mostró donde tiró al río algunas bolsas con restos y cenizas recogidos al día siguiente. Otros vídeos mostraron el trabajo de los peritos en el basurero y los restos de bolsas halladas en la ribera del río esta semana. «Es triste presentar estas imágenes pero es una obligación ante una sociedad ofendida», dijo Murillo.

El fiscal general aseguró incluso que ésta fue una «investigación exitosa en un tiempo razonable». Las familias dijeron que no podían aceptar ese resultado «sin pruebas ni evidencias ni nada», afirmaron que «esta es una mentira más», que el Gobierno seguía «torturando a los padres de familia», que pretendían «nuevamente hacer creer que los muchachos están muertos». Los familiares reafirmaron su convicción de que están vivos.