Al menos 41 milicianos iraquís murieron ayer, según fuentes militares norteamericanas y británicas, en diversos ataques del Ejército del Mehdi, leal al cabecilla radical shií Moktada al Sadr, contra tropas de EEUU y de Gran Bretaña en Bagdad y en el sur del país. El parte de guerra de la jornada de ayer se completa con el asedio de los radicales shiís a los cuarteles generales de la coalición en Nasiriya y un ataque con granadas de mortero en Mosul, al norte, contra iraquís que esperaban alistarse en el Cuerpo de Defensa Civil Iraquí, embrión del futuro Ejército.

Los sucesos de ayer en la carretera que une las ciudades sureñas de Amara y Basora demuestran una vez más que la rebelión shií, encabezada por Sadr, se ha generalizado y afecta a todas las fuerzas militares de la coalición. Los soldados británicos tuvieron que hacer frente a tres emboscadas en la ruta, ataques que dejaron además a dos soldados británicos heridos. "Alrededor de 20 milicianos resultaron muertos y otros 13 fueron capturados", declaró a Reuters un portavoz militar británico. Según la misma fuente, los militares británicos se vieron "obligados" a responder con fuego para "proteger sus vidas".

En Ciudad Sadr, el barrio superpoblado al noreste de Bagdad bastión de los partidarios de Sadr, las tropas norteamericanas lanzaron varias operaciones militares durante la noche en las que al menos 14 iraquís resultaron muertos, según palabras del general Mark Kimmit, vicejefe de operaciones del Ejército de EEUU en Irak. Al oeste de Bagdad, una emboscada acabó con la vida de siete iraquís. Los mandos militares estadounidenses admiten abiertamente que sus hombres afrontan una media de 50 ataques diarios, principalmente con rifles, granadas de mortero y lanzagranadas.

COMBATES EN KERBALA Y NAYAF Todo ello sucedía mientras continuaban los combates en Kerbala y Nayaf, después de que los tanques norteamericanos irrumpieran la víspera en el cementerio sagrado shií y resucitaran en la memoria de muchos iraquís las escenas de 1991, cuando el Ejército de Sadam Husein aplastó a sangre y fuego la revuelta shií en la ciudad santa.

En Nasiriya, a unos 375 kilómetros al sureste de Bagdad, la sede de la Autoridad Provisional de la Coalición tuvo que hacer frente durante toda la noche, hasta alrededor de las seis de la mañana, al asedio de los radicales shiís. Un portavoz militar italiano, cuyas tropas están al cargo de la seguridad en Nasiriya, admitió que la situación era "extremadamente volátil", y no se atrevió a decir quién controlaba la ciudad.

Ahmed Chalabi, miembro destacado del Consejo de Gobierno Iraquí, afirmó ayer a Reuters que las fuerzas norteamericanas dieron muerte el mes pasado a unos 1.500 iraquís en operaciones militares y combates. Chalabi también denunció que el traspaso de soberanía previsto por Estados Unidos para el próximo 30 de junio estará vacío de contenido si conserva el control del Ejército y el petróleo.