El incendio provocado de un centro social judío en el centro de París causó ayer la indignación de las autoridades francesas, los políticos y la comunidad israelí de Francia. Los autores dejaron, además, pintadas nazis y antisemitas en el local que había sido una sinagoga sefardí.

El incendio, que se declaró la madrugada del pasado domingo, no causó víctimas gracias a la rápida intervención de los bomberos, pero arrasó la planta baja de un inmueble del distrito 11º de la capital. El presidente francés, Jacques Chirac, expresó su profunda indignación y "plena solidaridad" con toda la comunidad judía de Francia, que ha sido objeto estos últimos tiempos de repetidos ataques antisemitas.

LUGAR DE JUBILADOS Chirac prometió "determinación total" para que los autores de estos actos "inaceptables" sean juzgados y condenados con la mayor severidad. El local, transformado en centro social en 1960, era frecuentado, sobre todo, por jubilados. Los bomberos descubrieron en las paredes cruces gamadas e inscripciones como sin los judíos viviríamos en un mundo mejor .

La condena de la clase política francesa fue unánime. El alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoe, se desplazó al lugar de los hechos, donde consideró que "estos acontecimientos se producen en un clima malsano y peligroso, y su multiplicación tiende a restar importancia al rechazo del otro". El alcalde añadió que ese trata de un hecho "particularmente doloroso cuando se está celebrando la liberación de París" de la ocupación nazi. Por su parte, el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, prometió severos castigos. "Francia será extremadamente severa contra quienes se libren a actos antisemitas", afirmó.