La futura composición del Tribunal Supremo de EEUU, que hace cuatro años decidió las elecciones presidenciales a favor de George Bush, saltó ayer al centro de la reñida campaña electoral estadounidense con la noticia de la hospitalización de su presidente, el juez William Rehnquist. A sus 80 años, el magistrado encabeza la mayoría conservadora del tribunal. Sin embargo, el cáncer de tiroides que padece lo convierte en uno de los candidatos a ser reemplazado por el próximo inquilino de la Casa Blanca, algo que podría alterar el equilibrio ideológico del Supremo.

La vida privada de los nueve magistrados más importantes de EEUU suele tratarse con especial confidencialidad. Por eso causó tanta sorpresa en Washington la noticia de la hospitalización de Rehnquist, que el viernes ingresó en el Hospital Naval de Bethesda (Maryland) y se sometió, el sábado, a una traqueotomía. Aunque su portavoz, Kathleen Arberg, explicó que el juez esperaba poder reintegrarse a su trabajo el 1 de noviembre, su precaria salud y su paso por el hospital, a sólo una semana de los comicios del 2-N, revolucionaron los corrillos políticos estadounidenses. Por primera vez, el debate sobre la futura conformación del Supremo --desplazado este año por el terrorismo y la guerra de Irak-- ha adquirido relevancia en la campaña.

El recuerdo de los 36 días de angustioso recuento de votos en Florida, en las elecciones del 2000, estuvo ayer en todas las bocas ante la posibilidad de que algún magistrado cause baja. Entonces, el recuento fue suspendido por la mayoría conservadora del Supremo, que se impuso por cinco votos a cuatro. "El Tribunal Supremo puede funcionar con sólo ocho jueces, y ya lo ha hecho en ocasiones pasadas", explicó el jurista Andrew Cohen a la cadena de televisión CBS. "En caso de un empate a cuatro votos, se mantiene la decisión alcanzada por el tribunal inferior que el Supremo esté revisando".

La disputadísima carrera electoral entre el presidente norteamericano, George Bush, y su rival demócrata, el senador John Kerry, impide descartar que se repita el caso de Florida, pero no sólo en ese estado, sino también en alguno más de los llamados estados bisagra, donde los dos rivales están prácticamente igualados en los sondeos.

INCERTIDUMBRE Ayer, las últimas encuestas apuntaban a una victoria de John Kerry en tres de esos estados, Florida, Ohio y Nueva Hampshire, que totalizan 51 votos electorales de los 270 necesarios para alcanzar la Casa Blanca. Sin embargo, Bush también avanza en Iowa, Nuevo México y Wisconsin (22 votos electorales). "En este momento, Bush tiene el mayor impulso, pero falta mucho para que esto acabe", comentó el especialista en sondeos John Zogby.