Los problemas se le acumulan al Gobierno británico. Cuando faltan pocos días para que el juez James Hutton dé a conocer sus conclusiones de la investigación sobre el suicidio del científico David Kelly, el Ministerio de Defensa se vio obligado a reconocer ayer que hubo "penuria" en el equipamiento de los militares británicos enviados a Irak.

"El Ministerio de Defensa ha reconocido que durante la operación Telic (nombre que se dio al despliegue de unos 46.000 militares británicos en el golfo Pérsico en el 2003) hubo algunos problemas de aprovisionamiento", indicó un portavoz del Departamento. Este mea culpa tuvo lugar después de que Samantha Roberts, viuda de un suboficial caído en Irak, denunció que la muerte de su marido se debió a que éste no llevaba chaleco antibalas, que tuvo que prestar a un compañero, puesto que no había suficientes para todos.