Los enfrentamientos han regresado este miércoles a la frontera turcogriega, después de que ayer la jornada fuera más tranquila, provocando al menos un herido entre los migrantes, según ha reportado la agencia France Presse.

La tensión ha comenzado cuando un grupo de migrantes ha intentado forzar la entrada en territorio griego por el paso fronterizao de Pazarkule-Kastaniés, ante lo que las fuerzas de seguridad griegas han empleado gases lacrimógenos. Un migrante ha resultado herido en la pierna por los disparos provenientes del lado griego.

Según la emisora pública griega ERT, a lo largo de la valla fronteriza hay varios centenares de personas a las que la policía avisa con mensajes a través de altavoces de que no se les permitirá la entrada en su país. En la parte turca de la frontera se han escuchado disparos y gritos que provienen de la línea divisoria, hacia donde se han dirigido algunas ambulancias.

GUERRA DE CIFRAS

El Ministerio del Interior de Turquía ha asegurado este miércoels que un total de 135.844 migrantes han abandonado el país hacia Grecia desde que el pasado viernes el Gobierno turco anunciara que ya no podía ni intentaría evitar que cruzaran hacia la Unión Europea, una cifra que parece exagerada en contraste con los datos griegos.

El Gobierno griego aseguró ayer que unas 24.000 personas habían tratado sin éxito de entrar ilegalmente en el país.

Un total de 183 personas han sido detenidas en los últimos días tratando de entrar en Grecia, y un número no precisado han sido condenadas a cuatro años de cárcel y una multa de 10.000 euros.

Grecia ha suspendido la tramitación de peticiones de asilo, argumentando que al tratarse de llegadas masivas y no de entradas individuales, no supone una violación de los tratados internacionales.

Turquía anunció el viernes que dejaba el paso franco a los migrantes después de que una treintena de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.

De esa forma Ankara espera presionar a la UE para que aporte más dinero para atender a los cientos de miles de refugiados sirios que viven en Turquía, en algunos casos desde hace años, y para que apoye su campaña militar en Siria.