El caso del asesinato de la niña palestina de 13 años Imam al Hamás ha dejado claro cuáles son las reglas de enfrentamiento que tiene el Ejército israelí en la zona de Rafah, fronteriza con Egipto. "Soy el comandante. Hay que matar a cualquiera que se mueva en esta zona, aunque tenga tres años", dijo por radio a sus hombres el capitán que descargó varias veces su arma en el cuerpo de la pequeña Imam, el pasado octubre.

El oficial --de cuya identidad sólo se conoce su inicial, R.--, fue acusado el lunes por un tribunal militar de los cargos de uso ilegal de su arma, obstrucción a la justicia, conducta impropia de un oficial y uso inapropiado de la autoridad. R. no ha sido acusado de homicidio porque no puede probarse que fueron sus balas las que mataron a la niña.

Ayer, la prensa israelí se hacía eco de un documental del Canal 2 en el que se emitieron las conversaciones por radio de los soldados durante el incidente. En las grabaciones se oye claramente a los militares referirse a su víctima como "la niña". A pesar de ello, el resto de soldados implicados en la muerte no serán procesados porque, según el tribunal, abrieron fuego bajo la presunción de que la niña, que se dirigía a la escuela, era una terrorista.

"DE UNOS 10 AÑOS" Según se desprende de la grabación y del auto de acusación, sobre las siete de la mañana los soldados de guardia vieron una "figura sospechosa", contra la que dispararon. Mientras R. se acercaba a la zona, por la radio un soldado dijo: "Se trata de una niña de unos 10 años". Poco después, R. se aproximó a la niña, que yacía en el suelo, y le disparó a corta distancia varias veces. Se retiró unos pasos, regresó de nuevo y volvió a disparar "unas 10 balas, hasta que vació el cargador", según el auto. En ese momento, R. dijo por radio: "Soy el comandante. Hay que matar a cualquiera que se mueva en esta zona, aunque tenga 3 años".

El asesinato de Imam es sólo un ejemplo más de hasta qué punto se ha degradado la situación. De ahí que muchos muestren reservas ante las esperanzas de paz que la muerte de Yasir Arafat ha generado en la esfera diplomática. Para estos observadores optimistas, las declaraciones de ayer del líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Abú Mazen, en las que prometió mantener la línea política del rais, fueron una ducha fría de realismo para el conflicto que vive Oriente Próximo.

EL RETORNO "Te prometemos que no descansaremos hasta que alcancemos el derecho al retorno de nuestra gente", dijo el dirigente en un homenaje a Arafat. Nombrado candidato de Al Fatah a las presidenciales, las palabras de Abú Mazen indican que las posiciones de Arafat --un Estado en Gaza y toda Cisjordania, con Jerusalén Este como capital y derecho al retorno--, que Israel siempre rechazó, son la línea que ningún líder palestino puede cruzar.