Las anunciadas dimisiones de más de 2.000 directores de laboratorios de investigación pueden, a la larga, paralizar todo el sector. Los interesados deberán comunicar su decisión --personalmente y por escrito-- a los organismos de los cuales dependen que, en última instancia, pueden rechazarla. En ese caso, los afectados pueden optar por una huelga que afectaría sólo a las tareas administrativas y que acabaría por asfixiar todo el sistema.

En caso de que las dimisiones sean aceptadas finalmente, los laboratorios deberán ser cerrados por razones de seguridad. Y es que los directores de unidad son responsables de la higiene y de la seguridad de las instalaciones, y deben responder penalmente en caso de accidente.

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, estimó ayer que la dimisión de los directores "no es una solución". Raffarin pidió que se reanude el diálogo y recordó que el presidente, Jacques Chirac, ya se comprometió a presentar ante el Parlamento en el segundo semestre del año una ley de programación y orientación para la investigación.

El Partido Socialista (PS) estimó que la medida de fuerza "es la consecuencia directa de las falsas promesas" del presidente. El primer secretario del PS, Fran§ois Hollande, declaró que "desde el año 2002, el Estado ha incumplido su palabra".