Forzada por la creciente sensación de que tiene algo que ocultar, una impresión peligrosa para la reelección del presidente de EEUU, George Bush, la Casa Blanca aceptó al fin ayer que la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, testifique públicamente y bajo juramento ante la comisión independiente del Congreso que investiga el 11-S.

"El presidente reconoce las circunstancias verdaderamente únicas y extraordinarias" de la investigación, explicó en una carta a la comisión el consejero legal de la Casa Blanca, Alberto González, para justificar el radical cambio de postura de Bush, que se había negado en redondo a dejar que Rice testificara en público y bajo juramento, argumentando que eso violaría la separación de poderes entre el Ejecutivo, para el que trabaja Rice, y el Congreso.

´EFECTO CLARKE´ Sin embargo, la Casa Blanca republicana ha tenido que apearse de su habitual secretismo para atender a varios frentes, empezando por las graves críticas vertidas contra Bush por el exjefe de contraterrorismo, Richard Clarke. La semana pasada, ante la comisión del 11-S, este exfuncionario acusó al presidente de no prestar la debida atención a la amenaza que suponía Al Qaeda antes de los atentados, a causa de su obsesión con Irak.

Aunque la plana mayor de Bush trató de minar la credibilidad de Clarke, numerosas voces demócratas, empezando por la del candidato a la Casa Blanca, John Kerry, contratacaron pidiendo que la asesora declarase en las mismas condiciones que el exfuncionario; es decir, en público y bajo juramento. El lunes, el presidente de la comisión, Thomas Kean, echó más leña al fuego al expresar su deseo de que la asesora "testifique bajo la amenaza de perjurio", porque existen discrepancias entre su versión de la gestión antiterrorista de Bush y las declaraciones bajo juramento de Clarke.

Este tira y afloja entre la comisión y la Casa Blanca está haciendo mella en Bush, pues un 53% de los estadounidenses creen que el presidente está encubriendo algo relativo a su gestión antiterrorista, según señaló ayer un sondeo del diario USA Today .

La Casa Blanca no ha fijado una fecha para la comparecencia de Rice, pero ayer se mostró dispuesta a que se produzca "tan pronto como sea posible". No obstante, esta comparecencia se hará bajo condiciones, pues Bush exigió a la comisión que no pida "a ningún otro funcionario de la Casa Blanca, incluyendo a Rice, un testimonio público adicional".

Como contrapartida a estas condiciones, la Casa Blanca aceptó que el presidente Bush y el vicepresidente Cheney declaren ante los 10 miembros de la comisión, en lugar de sólo ante su presidente y vicepresidente, como exigían antes.