Las elecciones legislativas celebradas ayer en Kosovo pusieron de manifiesto la cruda realidad de que, cinco años después de la guerra (1998-99), persisten las tensiones étnicas en esa provincia de mayoría albanesa, oficialmente provincia serbia y, actualmente y desde hace cinco años, un protectorado de la ONU. La jornada transcurrió sin apenas incidentes pero con total boicot de la minoría serbia a unos comicios considerados cruciales, puesto que el Parlamento y el Gobierno que salgan elegidos deben negociar con la ONU el estatus de la provincia, cuya mayoría albanesa anhela la independencia.

Un total de 12.000 observadores locales y extranjeros fueron desplegados para velar por la limpieza de las elecciones. También la fuerza de la OTAN (Kfor) reforzó su presencia por toda la provincia con 2.000 soldados adicionales, encargados de garantizar la seguridad, junto con 6.000 policías locales.

120 DIPUTADOS DEL PARLAMENTO Los electores de Kosovo estaban llamados a elegir de forma proporcional un Parlamento de 120 escaños, de los que 10 se reservan a los serbios y 10 más a otras minorías de la provincia. Los sondeos predecían una victoria de la independentista Liga Democrática de Kosovo (LDK), del presidente Ibrahim Rugova.

De los 33 partidos que se presentaron a las elecciones, sólo dos representaban a la minoría serbia, que se concentra en el norte de la provincia. Unos 80.000 serbios, sobre una población total de 1,4 millones, viven en Kosovo, después de que 200.000 miembros de esta minoría huyeran tras la guerra.

La dividida ciudad de Mitrovica simbolizaba ayer como nunca la profunda división de la provincia. En el norte serbio, la jornada transcurrió como si no hubiera elecciones y la vida cotidiana de muchos de sus habitantes giró entorno al mercado, como cada sábado. Muy pocas personas respondieron al llamamiento realizado por los líderes serbios moderados a favor de ir a votar "para cambiar las cosas". En el sur albanés, los electores aguardaban pacientemente su turno en la cola frente a los colegios para votar.

No muy diferente era la situación en otros enclaves serbios protegidos como Granica, a las afueras de la capital kosovar, Pristina. Sólo 5 de los más de 4.000 serbios con derecho a voto habían participado a primera hora de la tarde en las elecciones, según informa Efe.

APOYO DE BELGRADO Apoyados por el Gobierno en Belgrado, los líderes serbios de Kosovo alegaron que no está garantizada su seguridad después de los sangrientos disturbios interétnicos del pasado 17 de marzo, cuando 19 personas murieron, 900 resultaron heridas, miles fueron desplazadas y cientos de casas serbias fueron destruidas.