Es socio de La Ciclería, un centro de promoción de la bici que, con Room 60, ha creado una ‘escape room’ ciclista con Zaragoza como escenario. La aventura comenzará a mediados de julio y ya se pueden adquirir bonos de reserva.

— Una ‘bike escape room’ en Zaragoza, ¿cómo se escapa de una ciudad?

— Esa es la cuestión, se escapa, pero no de una ciudad. Se escapa de algo dentro de la ciudad. Las personas que participen tendrán una amenaza que les persigue y de la que tendrán que escapar. Sigue siendo un juego de escape, pero no de un lugar, sino de una amenaza que va tras de tí, además, sin forma.

— Una aventura con misterio... ¿puede desvelar algún detalle?

— El juego se llama Enemigo sin rostro y el argumento comienza en La Ciclería. Cuando abrimos el local, hace unos cuantos años, encontramos una sala secreta con documentos muy raros de diferentes épocas de Zaragoza; algunos en latín, de la época romana, medievales, otros en árabe… y todo tenía relación con una organización que, al darse cuenta de que teníamos esos documentos, comenzó a vigilar nuestras actividades. Lo que necesitamos es gente que no levante sospechas y que nos ayude a destapar a esta organización sin que les pillen.

— Y, de paso, se descubre o redescubre Zaragoza, ¿no?

— Eso es. La idea que teníamos con el recorrido era encontrar rincones de Zaragoza que fueran su cara B. Cosas atractivas pero un poquito escondidas, que den ese juego de conocer una parte de Zaragoza que tenga algo interesante que contar. Esa es la cuestión: la propia ciudad juega y necesitas interactuar con ella para poder seguir adelante. Vivir en una ciudad que tiene 2.000 años te da pie a contar historias muy distintas, siempre hay algo escondido que encontrar. Zaragoza es muy buen escenario.

— Por cierto, ¿es una buena ciudad Zaragoza para la bici?

— Es estupenda. En los últimos 15 años las políticas ciclistas han ido sumando y es una ciudad que está muy bien para pedalear. Y para el juego se ha podido hilar muy bien. En todo momento se circula por carril bici, parque o zona ciclable. Los participantes no van a tener que circular por calzada en ningún momento. Es apto para personas que no están acostumbradas a ir por la ciudad porque van a ir siempre por sitios muy amables. La velocidad no afecta al juego, la parte en la que se desplazan en bici es de paseo.

— ¿Cuál es el germen de esta idea?

— Desde La Ciclería siempre nos ha gustado innovar y hacer actividades en bici diferentes. Varios hicimos algún escape room y pensamos que se podría extrapolar a la ciudad usando la bici para moverse. Nos juntamos con Room 60, que tiene varias salas, y les planteamos la idea de hacerlo. Vimos que podía ser muy buena unión y conseguir un producto muy divertido.

— Y encaja bien con la situación actual, no?

—Sí, ya la teníamos planteada antes pero la teníamos aparcada para más adelante. Pero con todo el parón del covid-19 vimos que era una buena oportunidad, ya que los grupos son muy pequeños, de cinco personas, es una actividad al aire libre, no requiere tocar nada y es una posibilidad de hacer algo totalmente compatible con el estado en el que estamos, divertida y que se puede disfrutar.

— Al margen de la aventura, ¿cómo ha sido el fin del encierro para la bici?

— Mucha gente se ha animado, los talleres, desde que se pudo empezar a abrir, han estado todos, por lo que sabemos, muy llenos y las tiendas se han quedado prácticamente sin bics. Ha habido un boom y espero que se mantenga porque es bueno para todos. Una cosa buena que ha traído esta crisis, aunque sea solo una, es que mucha gente ha comenzado a usar la bicicleta y ha dejado el coche en casa. Ha habido un aumento significativo.